No calles tu voz. Di tu opinión.
No dejes morir en el corazón la sabiduría de tu palabra. Pero dila en alemán.
Haz un esfuerzo. Sé que puedes hacerlo. Y que sabes hacerlo. Verás que será una
manera simple y sencilla de rendirle homenaje a tus padres, a tus abuelos, a
tus ancestros. Aún estás a tiempo; no dejes pasar la oportunidad. Porque algún
día, cuando ya sea muy tarde de aprender la lengua de tus antepasados, te arrepentirás de no haberlo hecho.
No
importa cómo pronuncies tu discurso; lo importante es que te oigan, que vean
que no tienes vergüenza de decir palabras en alemán; para que otros te imiten,
para que otros se atrevan; para que seamos más y nuestra lucha cotidiana valga
la pena.
Atrévete.
Rompe las cadenas de la vergüenza. Destruye el candado que te pusieron en la
boca las personas que siempre tienen algo que decir y criticar. Asume tu rol en
el que te puso la historia y sé protagonista del cambio. No permitas que los
años se lleven tu herencia: no dejes que el paso de los días sepulten tus
tradiciones y costumbres y que el olvido te quite la oportunidad de comunicarte
en la lengua de tus ancestros.
Ten
conciencia que esa lengua que casi nunca tienes en cuenta y que a veces hasta
desvalorizas y desprecias, lleva en sus sílabas la voz de miles de almas que la
utilizaron antes que tú. Que esa lengua lleva el sello de una estirpe de
hombres y mujeres que grabaron sus nombres en la historia y que su pasado se
remonta allá lejos, en los siglos lejanos, en que tuvieron lugar las grandes
epopeyas que marcaron a la humanidad y la hicieron trascender y progresar en el
tiempo y el espacio.
Por
eso, piensa bien lo que haces. No pierdas tiempo. No dejes pasar la oportunidad
y aprende la lengua de tus ancestros, hoy que todavía sobrevive en la voz de
personas que aún la hablan cotidianamente en las colonias. (Autor: Julio César
Melchior).
Para poder rescatar las
canciones de la infancia de nuestros padres y abuelos, en el dialecto y
castellano, no dejen de leer mi libro "La infancia de los alemanes del
Volga ". Para adquirirlo comunicarse al correo electrónico:
juliomelchior@hotmail.com.
Cuando mi abuelo había comenzado a enseñarme algunas palabras, (yo tenía entre 6/7 años) comenzó a enfermarse y nunca se me dio decirle a mi madre que continúe haciéndolo. Para mi hubiese sido un orgullo saber el idioma de mis abuelos maternos. Luego tuve la oportunidad de ir a Italia y sali aprendiendo el italiano que es el idioma paterno. En fin cosas de la vida.
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