Rescata

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viernes, 28 de mayo de 2021

Nuestra infancia fue hermosa

 Nuestra niñez fue estar en contacto con la tierra, jugar con ella, construir puentes para los autitos de lata que fabricábamos y hacer tortitas de barro en los días de lluvia. Nuestra niñez fue jugar al fútbol en los baldíos con una pelota de media rellena de trapos viejos. Fue saltar a la cuerda. Jugar al elástico. A la payana. A las bolitas. A los Koser. Cazar bichitos de luz. Remontar barriletes en los días de viento. Comer ciruelas verdes que después nos hacían vomitar la noche entera. Bañarnos los sábados en grandes fuentes llenas de agua calentada en enormes pavas y tarros en la cocina a leña. Nuestra infancia fue tomar la comunión y la confirmación. Fue comer las cosas ricas que nos cocinaba mamá. Compartir los trabajos de papá. Escuchar las historias que nos contaba el abuelo. Comer los sabrosos dulces que nos preparaba la abuela. En fin, nuestra infancia fue la más feliz que niño alguno pudiera haber soñado alguna vez tener y fue la etapa de nuestra existencia que nos formó como personas y nos dio identidad. Una identidad que debemos conservar con orgullo. Para rescatar y conservar esa identidad, es que escribí el libro "La infancia de los alemanes del Volga".
 (Para más información comunicarse al correo electrónico juliomelchior@hotmail.com)

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