Bajaron del
barco. Viajaron en tren. Llegaron a Sauce Corto. Levantaron sus casas de adobe.
Sencillas y humildes. Ladrillo sobre ladrillo. Esfuerzo sobre esfuerzo. Araron
la tierra. La sembraron. Cosecharon. Y la volvieron a arar, sembrar y cosechar.
Hicieron todo eso y mucho más. Lo hicieron sin conocer una sola palabra de
español. Hablaban, cantaban y rezaban en
alemán. Y la nueva patria y Dios los entendieron y comprendieron. La Argentina
los cobijó dándoles la oportunidad de un destino de prosperidad y Dios los
protegió llenándoles las almas de gracia y las manos de abundancia.
Con el transcurso
de los meses nacieron los hijos. Con los hijos surgió un hogar. Con el hogar
una comunidad. Con la comunidad una colonia. Y con la colonia una iglesia, una
escuela, almacenes de ramos generales…
Y llegaron más
familias. Y la colonia creció. Se levantaron casas de ladrillo, grandes,
hermosas, con jardines. Se embriagaron de lujo. Nació el deseo de tener dinero.
De poseer cosas materiales. Floreció el ansia de poder. Se formaron clases
sociales. Ricos muy ricos y pobres muy pobres. Unos pocos pudieron estudiar. Muchos
tuvieron que comenzar a trabajar desde niños. Se acrecentó la desigualdad. Se
perdieron tradiciones, costumbres… Se olvidó
el origen. Empezó a desaparecer el idioma. La identidad tambaleó.
Hasta que un día unos
pocos comprendieron lo que estaba sucediendo: las raíces culturales morían.
Había que hacer algo. Y esos pocos hicieron. Y todavía están haciendo. “Hay que conservar
lo que aún tenemos y rescatar lo que ya perdimos”, decidieron. Eran pocos, es
cierto. Pero su trabajo está dando frutos. La identidad se está recuperando. Están
volviendo a ser lo que nunca debieron dejar de ser: alemanes del Volga. Descendientes
de inmigrantes de alemanes de una aldea del Volga, con sus costumbres,
tradiciones, cultura e historia. En suma: ¡con su identidad! ¡Nuestra
identidad!
Periódico Cultural Hilando Recuerdos
Director: Julio César Melchior
Producción publicitaria: María Claudia Melchior
Gracias a trabajos intensos como el suyo. Trabajo arduo, de investigación, con altibajos. Con obstáculos, con amarguras. Pero con los ojos llenos de esperanza. Las manos repletas de historias ansiosas por salir a la luz. Historias que contagien, que sirvan de ejemplo, que sean una luz entre las tinieblas que rodean nustros dias. Que nos ayuden a entender que si se pudo ser feliz, se puede hoy tambien. Gracias por no claudicar, por estar firme y seguir llenando este espacio con tanta historia!!!
ResponderEliminarGracias a ti, Mariposa, por estar en cada una de las páginas de este blog, leer, reflexionar y dejar tu comentario, siempre alentadores, llenos de emoción y apoyo para continuar por la senda trazada!
ResponderEliminarJulio César Melchior
Hilando Recuerdos