Fuente: lanuevaradiosuarez.com.ar
La visita
a los familiares en busca de las bendiciones para el nuevo año.
Tiene casi
82 años y sigue trabajando con tantas ganas como siempre.
En la labor
diaria se tomó un ratito para recordar la forma en que antes se vivían las
fiestas. “Navidad era sagrado” dice y agrega “antiguamente el 25 no se trabaja,
aún en plena cosecha, y el personal y todos debíamos venir a misa. Eran las
costumbres de nuestros antepasados. La Nochebuena íbamos todos a misa y recién
después se hacía el brindis. Yo digo, observando lo que pasa hoy, que nuestros
padres no estaban tan equivocados.
La horneada
que nos pegaron a nosotros era distinta. Había un respeto, consejo siempre y la
obligación de decir oraciones siempre. Nos daban una formación distinta”.
En relación
al año nuevo dijo que era sobre todo un acontecimiento para los chicos: “íbamos
a dar el saludo, con sus pañuelos preparados, a todas las casas, de tíos, padrinos,
abuelos. Buscábamos la bendición y por supuesto las golosinas y algunas
moneditas que juntábamos en los pañuelos para que no se perdieran”.
Por
supuesto que no había regalos en Navidad y el arbolito era algún cedro de patio
o algún otro árbol que la mamá y los chicos adornaban en los días previos.
En esos
años era costumbre que los adultos, sobre todo, despidieran a los más chicos,
los padres a los hijos, los padrinos a los ahijados, con una bendición. Por
eso, como despedida de la nota, Valerio dijo en alemán el saludo que entonces
se decía, que traducido implica deseos de buen año próximo, el agradecimiento y
los deseos de contar otra vez con la protección de Jesús.
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