Rescata

WhatsApp: 011-2297 7044. Correo electrónico historiadorjuliomelchior@gmail.com

lunes, 30 de mayo de 2016

Recuerdo de un día en la vida de nuestras madres alemanas del Volga

Mamá se levantaba a las cuatro de la mañana para amasar y hornear pan casero en el horno de barro que papá había construido en el fondo del patio de casa. Elaboraba el pan diario de cada jornada bajo la luz de un farol a kerosén. Lo hacía cantando. Con alegría. Contenta de la vida que llevaba.
Mientras hacía esto, encendía la cocina a leña, donde comenzaba a preparar la sopa que ingeríamos todos los días como entrada al plato principal del almuerzo. Era obligación que la sopa hirviera durante horas, con cuanta verdura se cosechara en la quinta: trozos de zanahorias, zapallos, zapallitos, papas, repollo, perejil, ajo… y por supuesto, abundante carne.
Después de terminar de hacer el pan, mamá lavaba la ropa de toda la familia en un enorme fuentón de chapa, refregando con sus manos en la tabla de lavar las prendas sucias de tierra y grasa de los hombres que trabajaban el campo. Las colgaba a secar al aire libre, a merced del viento, en largos hilos de alambre, tensados a lo ancho de la parte trasera del patio.
Era una tarea ardua y prolongada en la que colaboraban todas las mujeres del hogar, sin distinción de edad, así tuvieran veinte, quince o nueve años: era obligación so pena de castigo, sacar de la bomba el agua, acarrearla en grandes baldes, para que mamá pudiera realizar su labor.
Terminado ese menester, mamá comenzaba a preparar el plato principal del almuerzo: Kleis mit Sauerkraut, Wickelnudel… o algún otro manjar tradicional que andando el tiempo y la vida nunca nadie volvió a saborear con el mismo placer.
A las doce, cuando sonaban las campanas de la iglesia para rezar el Ángelus, toda la familia se sentaba alrededor de la larga mesa de madera de la cocina. Papá rezaba agradeciendo a Dios el alimento y el bienestar en que desarrollábamos nuestra existencia. ¡Y a comer! Mamá, papá, los abuelos, los tíos… Las personas mayores conversaban con gestos adustos y serios sobre temas que no incumbían a los niños, que debían permanecer en silencio. Nada de hablar en la mesa y de tener que hacerlo, a las personas adultas se las trataba de usted.
A la tarde, mamá y los hijos, concurrían al campo a ayudar a papá, a arar, sembrar, cosechar… Dar vuelta la quinta con la pala, carpir… Juntar bosta de vaca para quemar en la cocina a leña… Alimentar los cerdos, las gallinas, patos, gansos, pavos… Las vacas lecheras… Las ovejas para consumo…
El trabajo parecía no terminar nunca.
Al atardecer, mamá y sus hijas, luego de bajar la ropa de los tendales, comenzaban las largas horas de planchar la ropa con las planchas a carbón. Almidonar los cuellos de las camisas… Zurcir las medias y remendar las prendas con parches de tela, sin importar el tamaño y cuanto se notara. Eran otros tiempos, en que las camisas y los pantalones remendados, se lucían con orgullo, porque eran símbolos de trabajo, muestras evidentes de que quien las vestía trabajaba de verdad.
Después mamá empezaba a preparar la cena a la par que amasaba y freía Kreppel en una sartén con abundante grasa, que comíamos espolvoreados con mucha azúcar, y acompañados de unos ricos mates.
Llegada la hora de la cena, papá volvía a rezar. Se repetía la misma escena del almuerzo: las personas mayores conversaban y los niños permanecían sentados en silencio, saboreando la última comida del día.
Concluida la cena, y lavados los platos, se leía algún pasaje de la Biblia, se rezaba y se cantaba en alemán. El abuelo buscaba la verdulera para tocar canciones llenas de nostalgia que rememoraban viejos amores, seres queridos que se quedaron para siempre esperando allá en las aldeas del Volga, en Rusia…
Mamá, ajena a todo, sentada en un rincón, cerca de la lámpara a kerosén, tejía con cinco agujas, guantes y medias, pensando en vaya uno a saber qué cosa. (Autor: Julio César Melchior).

Trucke Nudel (Fideos caseros)

Ingredientes:
4 papas
3 huevos
300 grs. de harina
1 cebolla
Pedacitos de pan tostados

Preparación:


Cortar las papas en dados y ponerlas a hervir. Con la harina y los huevos preparar la masa para los Nudel (fideos), y cuando las papas ya están cocidas, agregar los fideos. Sacarlos, escurrirlos y poner la cebolla dorada previamente en aceite o manteca y los pedacitos de pan toastados (Kristier). (Esta receta y muchas más, se pueden encontrar en el libro "La gastronomía de los alemanes del Volga", del escritor Julio César Melchior. Se adquiere por correo mediante el sistema de contra reembolso: Ud. hace el pedido y recién paga cuando lo tiene en sus manos. Para ello comunicarse a juliomelchior@hotmail.com.).

sábado, 28 de mayo de 2016

Receta de los Maultasche o Varenick, uno de los platos más tradicionales de los alemanes del Volga

Ingredientes:
1/2 kilo de harina
Una pizca de sal
4 huevos

Preparación:
Se colocan en un bol todos los ingredientes, se mezclan bien incorporando agua hasta obtener una masa que se pueda trabajar con el palote.

Relleno de ricota:
1/2 kilo de ricota
Un huevo
Crema y azúcar a gusto

Relleno de manzana:
Cinco manzanas

Crema y azúcar a gusto.

Preparación:
Se estira la masa, se pueden cortar cuadrados o discos, según el gusto de cada uno, rellenar y cerrar haciendo un "repulgue" para evitar que se abran. Hervirlos. Una vez cocidos se los escurre y se le puede poner encima trocitos de pan dorados previamente en aceite o una cebolla dorada en aceite.

Esta receta y muchas más, se pueden encontrar en el libro "La gastronomía de los alemanes del Volga", del escritor Julio César Melchior. Se adquiere por correo mediante el sistema de contra reembolso: Ud. hace el pedido y recién paga cuando lo tiene en sus manos. Para ello comunicarse a juliomelchior@hotmail.com.

viernes, 27 de mayo de 2016

Homenaje a los agricultores (alemanes del Volga)

Por  Carlos Castro Saavedra

La agricultura es como la mano de Dios, abierta y llena de mazorcas. Los surcos son como las líneas de esa mano infinita. Nace la agricultura cuando el cielo y la tierra se besan, cuando las espigas se levantan y encienden sus granos de oro, para alumbrar el camino del pan. Las parcelas responden a los hombres que las llaman con golpes de azadón.
La agricultura no se cansa de dar frutos y de elevarlos hasta la boca de los hombres. Desde el principio del mundo la tierra es generosa y derrama sus dones en plazas y mercados. Agricultura es todo lo que el suelo produce, con la ayuda del sol y de la lluvia, con el esfuerzo de los caballos y el sudor de los pobres.
Arrugadas y duras son las frentes de los labriegos. Arrugadas de pensar surcos y duras de tanto batallar con el invierno y el verano. Los labriegos parecen robles. Así son de sencillos y de sabios. Parecen también montes, tierras altas que sufren y respiran. Van al trabajo, a la faena diaria, con unos pasos anchos y seguros.
Por la mañana los labriegos brillan. Sus rostros multiplican en las gotas de rocío que coronan el campo. Durante todo el día el sol les quema las espaldas y les destiñe las franelas y los pañuelos de azafrán. Por la tarde regresan a sus casas, con las herramientas en los hombros. Brillan otra vez. Se apagan con el humo de las cocinas, que es como un anticipo de la noche.
Quien quiera recobrar sus virtudes originales y sentirse cerca del paraíso, que acuda a los brazos de la agricultura, que se deje acariciar por las hojas de los platanales, por el aliento de las lechugas y las zanahorias.

jueves, 26 de mayo de 2016

Exitosa venta de Kreppel solidarios


Elaborados a la vista y durante varios horas sucesivas en el feriado del 25 de Mayo. Por la mañana temprano empezaron con la preparación de la masa, luego hasta la tarde fue insistente la presencia de público.

Rotary Club Las Colonias instaló una carpa sobre la Avenida Casey frente al playón del ferrocarril, en Coronel Suárez, donde desde la mañana temprana comenzaron con la elaboración de los tradicionales Kreppel caseros, bien livianitos, calentitos y azucarados entregados en cartones con un aroma inconfundible.
La masa la dejaron levar, luego comenzaba el trabajo de estirado, fueron cortando y los rotarios eran quienes introducían la masa en aceite caliente y comenzaba el proceso final de la elaboración de una repostería característica alemana y que se transforma en una exquisitez, sobre por que quienes llevan a cabo la tarea fundamental del proceso clave de la masa, son manos entendidas y sabedoras del punto exacto de la preparación de esta exquisitez ideal para un 25 de mayo, feriado y donde mates y otras infusiones resultan ideales para acompañar con esta repostería.
El trabajo en equipo de Rotary Club Las Colonias resulta eficaz a la hora de evaluar el resultado de este “Operativo” que se hace a beneficio de las tareas comunitarias que lleva adelante la entidad, como lo será también la tallarinada del próximo viernes en Santa Trinidad.
La fila de vecinos de nuestra ciudad, no cedía, solo por algunos minutos durante el mediodía, pero en la tarde volvió a repetirse por lo cual la presencia de gente era incesante.
Varias horas, varios kilos de harina y todos los ingredientes necesarios para llevar a la práctica los típicos Kreppel.

martes, 24 de mayo de 2016

¿Se acuerdan del gallinero de casa?

En el gallinero de casa convivían en feliz armonía: gallinas, gansos, patos, pavos, algún avestruz, o alguna otra ave silvestre recogida y criada entre las aves domésticas que no discriminaban ni poseían estatus social. Todas por igual corrían alrededor de mamá cuando llegaba con migas de pan, granos de trigo o maíz. Saltaban hasta una altura impensada tratando de ver qué traía dentro de su delantal levantado. Semejaban marionetas vivas danzando al compás de su canto que remeda antiguas canciones alemanas. Arrojaba lo que traía en una cubierta de automóvil cortada en dos para formar dos cuencos: uno para los alimentos y otro para el agua.
El gallinero era un pequeño galpón construido con mucho ingenio por papá, con paredes y techo de chapa vieja y oxidada. En el interior, no se soportaba el frío en invierno y el calor en verano. Las aves ponían los huevos en cajones de fruta acondicionados con paja vizcachera: mamá era hábil construyendo nidos. ¡Les salían preciosos! Y las aves le estaban agradecidas y le devolvían la gentileza poniendo gran cantidad de huevos. Tantos que proveían al hogar de este alimento y en ocasiones hasta sobraban para vender y hacer algunos pesos extra. Lo mismo que aves, las que eran criadas para alimento de la familia y para comercializarlas y colaborar con la economía hogareña cuando las cosas no marchaban bien. ¡Y vaya si colaboraban! Mamá sabía muy bien cómo hacer para que el gallinero produzca cuando papá no tenía trabajo o estábamos de malas.

lunes, 23 de mayo de 2016

Homenaje a los carpinteros (alemanes del Volga)

Fuente: Carlos Castro Saavedra

Emocionante es ver a los que trabajan con serruchos y hacen saltar el aserrín; como polvo de oro, de la madera y sus fibras apretadas. ¿Quién no se ha detenido a mirar la belleza de un hombre que construye un armario, y humedece con el sudor de su frente el milagro de la creación?
Tiene la carpintería un ambiente casi místico, una como aureola de santidad. Allí, en medio de la madera fragante y las herramientas bruñidas por el sol, pesa menos el alma y el corazón palpita humildemente. Ningún sitio mejor que un taller de carpintería para recobrar la inocencia, para pensar cosas elementales, para recordar que un día, cuando venga la muerte y cubra nuestro sueño eterno con su manto, empezaremos a ser raíces, tallos, troncos, y más tarde madera aserrada, lista para ser transformada por los carpinteros.
¡Bendita sea la carpintería! Loados sean los carpinteros! Ella es simple y venerable. Ellos son simples también e igualmente venerables. Una y otros, forman un solo reino claro, donde la poesía y el trabajo se funden, para materializar los sueños más sencillos y nobles.
Amar la carpintería es tanto como entender que la madera es casi humana, casi madre, y que por eso en ella, cuando es árbol, se reúnen los pájaros a mecerse y a cantar sus canciones ingenuas.
Y que un día todos los hombres, en una u otra forma, carpinteros nos volvamos, para simplificar y ennoblecer la vida.

viernes, 20 de mayo de 2016

Historia de las campanas

Por Lidia Michalowski

El uso de las campanas para anunciar cualquier acontecimiento más o menos notable es muy antiguo, pero en la Iglesia comenzaron a usarse en un tiempo relativamente tardío. El aviso para los Oficios Divinos, en los primeros siglos, se hacía de viva voz; parece que existieron unos diáconos, cuyo nombre era "cursores", que avisaban de casa en casa. El uso de las campanas aparece en la Iglesia Occidental, en el siglo VII y en la Oriental, parece que no se usaron antes del siglo IX, apareciendo las primeras campanas en Santa Sofía de Constantinopla. Antes del uso de las campanas, aparecen otros instrumentos de convocatoria, como son: Tabletas o láminas de madera, golpeándolas unas contra otras; una barra de metal, bocinas o trompetas (prescritas por la Regla de San Pacomio para congregar a los monjes). Cuando se pusieron en uso las campanas, en un principio, no había más que una en cada iglesia, multiplicándose posteriormente. Al crecer el número de campanas, como asimismo el volumen de las mismas, se vio la necesidad de construir torres para colocarlas debidamente y para que la sonoridad de las mismas pudiera esparcirse más.

OFICIO DE LAS CAMPANAS

Las voces de las campanas, fomentan las relaciones espirituales y nos ayudan sobrenaturalmente recordándonos aquella festividad que se conmemora o aquella función religiosa que va a celebrarse; excitan en nosotros sentimiento de tristeza, si doblan a muertos, o nos dan alegría, si sus repiques recuerdan alguna efemérides célebre o algún acontecimiento que no debe pasar desapercibido, o incluso, nos dan a veces la señal de alarma, por algún peligro que se cierne sobre nosotros. Da pena, considerando todos estos oficios, saber que en algunas poblaciones nuestras, no sabemos con qué fines, las campanas han quedado mudas. Las campanas son voz de esperanza, voz de consuelo, voz de amor. En un ritual diocesano antiguo, se nos dice que son como las trompetas de Dios de los ejércitos, que convocan las milicias de la cruz al pie de los altares para romper fuego contra el infierno. El gran literato Luis Veuillot nos dice que la voz de las campanas es voz dulcísima de oración, que recorre campos, trepa las montañas, se cierne sobre los valles, atraviesa los tupidos bosques, y domina, sobre todo, el ruido humano. 

BAUTISMO DE LAS CAMPANAS 

Poniendo de manifiesto la importancia de las campanas a la solemnidad con que se realiza su bautizo, cuyo acto ritual cumple el Obispo, o su delegado revestido con capa pluvial blanca, acto que tiene lugar de la manera siguiente: se reza por quien bendice junto con los otros Ministros asistentes los Salmos 50, 53, 56, 66, 69, 85 y 129. Se bendice la sal y el agua con la que se lava la campana; después se seca con un trapo, rezando los otros Salmos. El Oficiante hace con el pulgar de la mano derecha sobre la campana una cruz con el aceite de la Santa Extremaunción; y dice una oración que se refiere a las trompetas de los hebreos convocadoras del pueblo, y después, bendice la campana, invocando las virtudes de los metales fundidos contra los elementos diabólicos y adversos. Limpia la campana de la cruz hecha; el coro canta la antífona con el Salmo 28; entre tanto el Oficiante practica siete cruces con el dedo mojado en aceite en el exterior, y con el Crisma, cuatro en el interior, diciendo: Sancti ficetur et conse cratur, Domine, signum istud. In nomine Pa tris, et Fi lii, et Spiritus Sancti. In honorem Sancti N. Pax tibi. Otra oración bendicional, esparcimiento por dentro de la campana del humo del incienso, rezo del Salmo 76 y, por fin, lectura por el diácono del Evangelio introirit Jesus quoddam castelium del capítulo 10 de San Lucas. Cuando en los días de Jueves Santo y Viernes Santo, las campanas enmudecen, tocan para señalar las fiestas o actos del culto, la matraca, que es una rueda de madera que hay en el campanario y que al dar vueltas los mazos de madera de que está compuesta, resuenan como unos timbales destemplados, produciendo un sonido seco y extraño, que no obstante de sus pequeñas dimensiones, se percibe el sonido a bastante distancia. Cuando en un campanario, se coloca una campana nueva bautizada y apadrinada, era costumbre en aquellos tiempos, que el Señor Deán, u otro miembro del Cabildo Catedralicio, se trasladara al lugar de procedencia y con un diapasón medía el sonido de la mencionada campana, y soplando con dicho instrumento, comprobaba sus notas nominales. El diapasón: es un instrumento usado para comprobar el sonido o nota que ha de producir.

TOQUE DE TEMPESTAD 

Se sabe de algunos casos de morir electrocutados los campaneros o sacerdotes encargados de tocar las campanas en época de tempestad; por ello ha ido desapareciendo esta costumbre. Había una costumbre de tocar las campanas durante las tempestades, costumbre arraigada en otros muchos lugares con el propósito de espantar las tempestades, hasta que dicha población estimó peligrosa dicha práctica y que la manera de prevenir posibles desgracias consistiría en dotar las Iglesias de pararrayos, por lo que acordó prohibir el toque de campanas en caso de tempestad. Esta prohibición fue establecida a la vista de los casos que habían ocurrido al morir electrocutados los campaneros que se atrevían a tocar a mal tiempo a causa de caer en el campanario un rayo. 

LAS ÚLTIMAS CAMPANAS 
Una subterránea lágrima – 

"Hablando de campanas" el origen en estos momentos, es muy difícil de establecer. La Campana es un instrumento más antiguo que el tam-tam ya que trabaja por categorías, que es una forma anterior de hablar. Funciona por categorías temporales y sociales.
Hablan de partes del tiempo; así, el toque de media mañana es a misa, pero también que las mujeres lo dediquen para hacer la comida y los hombres, paren un rato. Al ser los toques más largos para adultos que para niños, para ricos que para pobres, para hombres que para mujeres, éstos reproducen categorías sociales. El empleo de la repercusión es muy antiguo. Pero el empleo de campanas en Europa parece que empieza en el siglo VII; en el VIII y el noveno se dan normas de toques; pero éstos no se parecen nada a los de ahora. El Concilio de Trento marca la época en que se delimita ser los toques en las Catedrales y grandes parroquias. Los toques de campanas son ese medio de comunicación tradicional que transmite mensajes que la gente escucha y sabe interpretar; que constituye el tiempo comunitario, marcando ritmos temporales colectivos; los toques también indican el espacio donde ocurren cosas importantes para el grupo y asimismo cierta representación de la estructura Social. Lo religioso y lo civil están completamente mezclados.
Un llamado a la vida espiritual o un cierre de murallas.

Historia de la imponente iglesia de Pueblo San José, considerada un monumento a la fe


La Colonia San José (o “Colonia 2”), se ubica a 5 km. de la ciudad cabecera del Partido de Coronel Suárez en la Provincia de Buenos Aires. Fue fundada por 15 familias provenientes del Volga el 13 de abril de 1887.
Transitando por los caminos de estas tierras, se divisa desde lejos una gran ‘mole’ que parece rozar el cielo. Se trata de la iglesia “San José Obrero”.
La atención espiritual de Pueblo San José, estuvo a cargo en sus principios, de un sacerdote venido de la Colonia Hinojo (Olavarría), el P. Luis Servert, a quien mucho deben los miembros de esta comunidad.
Desde 1895-1896 se encargan de esta tarea los Misioneros del Verbo Divino, fundada en Steyl (Holanda) por San Arnoldo Janssen. Años más tarde, llegan a la comunidad las Hermanas Misioneras Siervas del Espíritu Santo, quienes colaboran a los misioneros en la tarea pastoral.

El Templo
El gran templo, puesto bajo el patrocinio de “San José Obrero”, diseñado por el P. Juan Beckert y construido bajo la dirección del P. Juan Scharle en 1927, mide 53 m. de largo por 20m. de ancho.
Dos torres se yerguen atrevidas a una altura de 49 metros en cuya cúspide dos grandes cruces parecen acariciar el cielo. Al pie de una de ellas, la cifra “1927” marca el año y lugar donde fue colocada la piedra fundamental de este templo.
Transcurría el año 1888… La profunda fe religiosa de los pobladores reclamaba un lugar de acogida para rendir culto a su Creador.
La compañía “La Curamalán” había donado los terrenos en las colonias, destinados para la construcción de la iglesia. Fue por ello que, en aquel entonces, se realiza la construcción de la primera capilla en la Colonia 2 (Pueblo San José), completamente de madera, de 15 m. de largo por 6 m. de ancho.
La atención espiritual de la feligresía estaba a cargo del P. Luis Servet, quien viajaba asiduamente desde la Colonia Hinojo (Olavarría) hacia la Colonia 2 sin preocuparle la distancia, mal tiempo o los peligros que podían significarle estos largos y solitarios viajes.
Hacia 1895 / 1896 se hacen cargo de la Parroquia los sacerdotes de la Congregación del Verbo Divino (de origen alemán) en la persona del P. Conrado Eichleitner. En 1895, alrededor de la primera capilla de madera se construye un segundo templo, derribándose en su interior a la primera habiéndose concluido éste.
Esta nueva iglesia fue edificada de material, con 38 m. de largo por 12 m. de ancho con 4 coloridos vitrales franceses en sus muros. La nueva iglesia albergaría, por aquel entonces, a un mayor número de feligreses que la anterior capilla de madera.
Años más tardes, hacia 1907, la población de la Colonia “San José” había crecido en grandes escalas: nuevas familias, provenientes de Hinojo, Rusia y de otras colonias, enteradas de las posibilidades de progreso en la Colonia 2, se habían instalado allí. En aquel tiempo la capilla San José fue el único templo en Coronel Suárez.
Por eso el párroco de aquel tiempo, P. José Weyer, tuvo la idea de construir una nueva iglesia más amplia todavía. La idea no tuvo eco en la comunidad. Su sucesor teniendo ya planes preparados por el párroco anterior dio la marcha para realizarla. En el año 1927 se pusieron los fundamentos de la nueva iglesia. El templo todo, hasta el último detalle, se construyó con el aporte de la comunidad. Todo el dinero invertido se obtuvo de las manos de estos colonos abnegados.
El Sábado Santo de 1930 dos cruces doradas se elevaban desde las torres al cielo y el lunes de Pascua se procedía a derrumbar la antigua iglesia que quedaba en su interior, tarea que demandó una semana.
El nuevo templo, que brilla sobre el pueblo hasta hoy día, tiene 53 m. de largo por 20 m. de ancho con dos torres de 49 m. de altura.

La actividad pastoral
La actividad pastoral de la Parroquia San José Obrero es considerable, partiendo de ella un buen número de feligreses en la preparación de las diferentes celebraciones.
Grupos y organizaciones religiosas de la parroquia:
·         Cáritas Parroquial
·         Escuela Parroquial “San José Obrero” (con una matrícula aproximada de 350 alumnos. La institución se encuentra a cargo de personal laico)
·         Coros: de niños, de jóvenes y de adultos
·         Casa de Retiros “Beato José Freinademetz” (con un sacerdote permanente de la Congregación Misionera del Verbo Divino)
·         Equipo de Liturgia (guías y lectores en las celebraciones litúrgicas)
·         Legión de María
·         A.M.E.S (Asociación Misionera del Espíritu Santo)
·         Grupo de Monaguillos
·         Apostolado de la Oración
·         Ministros Extraordinarios de la Eucaristía
·         Dos grupos de voluntarias para la limpieza del Templo
·         Grupos de Catequistas (con cursos de formación para los mismos)
·         Comisión Parroquial
·         Asociación de Descendientes de Alemanes de Volga
·          
La capellanía “Santísima Trinidad” y la capilla “Espíritu Santo” de Pueblo Santa Trinidad (“Colonia 1”) dependen de la parroquia “San José Obrero” de Pueblo San José. Un vicario parroquial atiende la misma.
Años atrás, en este pueblo florecieron las vocaciones sacerdotales (24 hasta el presente) y las religiosas (58) habiendo sido éste un ‘jardín’ de vocaciones. Tal vez esto hoy no es así, pero gracias al omnipotente Dios, surgen muchas vocaciones laicales que mantienen encendida la llama de la Fe y que luchan y trabajan por sostener en pie su gran templo que, por sobre todo, es la CASA DE DIOS.

Misioneros del Verbo Divino que han trabajado en la Parroquia de Pueblo San José
P. Conrado Eichleitner (1895 …)
P. Gerardo Woeste (1900-1901)
P. Enrique Aster (1901-1904)
P. Judas Kotulla (1904-1907)
P. Guillermo Kovanda (1907-1908)
P. Ludgero Grüter (1908-1910)
P. Adolfo Rovenich (1910-1911)
P. Juan Tomála (1911-1919)
P. José Weyer (1919-1924)
P. Juan Scharle (1924-1943)
P. José Antonio Fuchs (1943-1951)
P. Juan Lambrecht (1951-1953)
P. Carlos Arlberto Pahl (1953-1963)
P. Agustín Sperle (1963-1974)
P. Gregorio Kippes (1974-1985)
P. Mario Schmidt (1985-1990)
P. Bonifacio Nuval (1990-1993)
P. Juan Albino Heit (1993-2001)
P. Luis Wiliezko (2001-2013)
P. Antonio Vedelini (2013-2015)
La Parroquia San José fue entregada a la administración de la Arquidiócesis de Bahía Blanca, el 1º de Mayo de 2015.

Fuente bibliográfica: “Iglesia San José Obrero. Un Monumento a la Fe”. María de los Ángeles Dukart.

miércoles, 18 de mayo de 2016

La casa de los recuerdos

Recorre la casa vacía. Vacía de muebles. Vacía de enseres. Vacía de personas. Totalmente vacía. Y sin embargo, también está llena. Llena de recuerdos, de remembranzas, de anécdotas, de acontecimientos familiares. A cada paso que da tropieza con uno.
Aquí estaba la mesa, aquí se sentaba mamá a coser, aquí estaba la cuna dónde dormía su hermana menor, más allá la cocina a leña y sobre ella una olla, una pava grande, y en el ambiente el calor de hogar. Las palabras en alemán. La risa de los niños. La seriedad de papá. La complicidad de la abuela. Una escena. Un diálogo. Todo eso en la casa vacía. Todo eso en su memoria. Todo eso surge hoy, en estos instantes, en que recorre la casa por última vez.
La casa de sus padres, la casa dónde nació y se crío, la casa dónde fue tan feliz. La casa que vendió. La casa que hoy, en estos momentos, deja en manos de sus nuevos dueños, para partir lejos y comenzar de nuevo.

martes, 17 de mayo de 2016

Historia de un abuelo alemán del Volga que lo entregó todo a esta Patria

Nací en la colonia. Soy el octavo de catorce hijos. A los diez años sufrí el desarraigo que me marcó para toda la vida: mis padres dejaron mi pueblo natal para mudarse a La Pampa.  Fue devastador, difícil y duro. Me sentí muy solo e incomprendido. Nadie me escuchaba ni tenía en cuenta mis opiniones ni las de mis hermanas. Mis padres tomaron la decisión y allá fuimos. A la inmensidad de La Pampa, a vivir en una casa en el medio de la nada, a trabajar suelo virgen, algo que con los meses se transformó en un suplicio para todos. Porque mi padre arrendó unas hectáreas de campo imposibles de roturar, donde apenas llovía, y el arado no lograba hundir sus rejas. Y donde uno salía de la casa, nuestro humilde ranchito de adobe, enclavado en la mayor intemperie imaginable, para ver un horizonte vacío y soledad por doquiera.
Así trabajamos el campo, que es una manera de decir. Produciendo poco, casi nada. Contando las chirolas que ganábamos. Comiendo los alimentos más económicos. A veces, la misma comida durante la cena y almuerzo semanas enteras. Y como si la mala tierra no fuera suficiente, llegaban las langostas, que se devoran la quinta de verduras que mi madre, a puro sacrificio, lograba hacer producir, y las heladas, que lo quemaban todo, absolutamente todo. Ni jardín teníamos.
La cruel realidad nos hizo desistir de todo intento de hacer floreciente aquel páramo. El viento soplaba día y noche. La tierra nos envolvía con su polvillo de suciedad. Deambulábamos como alienados esperando un milagro que jamás se produjo.
Cansado, abrumado, derrotado, mi padre tomó la decisión de retornar a la colonia más pobres que cuando nos fuimos. Y cinco años más viejos. Cinco años que parecían veinte por todo lo que habíamos padecido y maldecido. Sin casa donde vivir. Sin hogar donde sentarse junto a una cocina de leña y soñar con mañana mejor.
Nos cobijo abuelo, el padre de mamá. Nos dio donde vivir y qué comer. Papá estaba desahuciado.  Nunca volvió a ser el mismo. La frustración y la derrota lo fue consumiendo, y si bien consiguió trabajo a los pocos meses, murió seis años después, sintiéndose un fracasado.

Conservar y acrecentar nuestra fe, nuestro idioma y vivir unidos

Por Matías Seitz
(Discurso pronunciado en 1962)

Procesión de Corpus Christi, en Pueblo San José
"Y como sacerdote nacido en este pueblo solicito a los vecinos de Pueblo San José que todos nos esmeremos en conservar y acrecentar, en lo posible, la estructura de la fisonomía originaria que le dieron nuestros antepasados, porque la historia enseña que todos los pueblos que se mantienen fieles a esa fisonomía marchan hacia adelante y progresan, y que al contrario, si se apartan, necesariamente se dirigen hacia su propia ruina. Y esa fisonomía originaria se basa en los siguientes puntos: 1°) conservar siempre nuestra fe católica; 2°) conservar siempre nuestro idioma alemán, con sus hermosas canciones, y 3°) vivir agrupados en colonias para una mejor defensa mutua.
Nuestros antepasados tenían estas cosas como sagradas, casi equivalían, en su concepto, a un juramento. Entonces nosotros, para tributar un homenaje digno de su memoria, hemos de hacer proyectar su efecto duradero en nuestra memoria, como un estímulo de acción sobre la voluntad, que nos mueva a poner en práctica permanente la realización, en nosotros mismos, del luminoso ejemplo que nos  dieron de ser católicos, laboriosos y pacíficos, cualidades salientes a las que Coronel Suárez debe su pujanza de pueblo progresista”.

lunes, 16 de mayo de 2016

Fotografías cena y baile aniversario de Pueblo Santa María









Ganadores Torneo de Koser, el juego tradicional de los alemanes del Volga

 
La subcomisión de Koser del Club Social, Deportivo y Cultural El Progreso de Pueblo Santa María realizó un torneo de Koser en adhesión al 129 aniversario de la comunidad. El mismo se desarrolló en las canchas de la institución el pasado sábado 14 de mayo donde participaron un total de 17 parejas con los siguientes resultados:

Ronda ganadores:
1° Luis y Juan Detzel
2° Omar Denk y Ruben Saad
3° Luis Schab y Hugo Baigel.

Ronda perdedores:
1° Juan carlos Haag y Ernesto Walter
2° Poli y Carli Sieben
3° Mauricio y Carlos Urban