
Y hoy que ya no estás, que te has ido a descansar junto a Dios, luego de una larga y fructífera existencia, en la que sembraste vastos campos de trigales, trabajando en el campo, y construiste tu casa con tus manos, formaste una familia, tuviste hijos, los educaste con tu ejemplo y los formaste para la vida, me seguís acompañando desde el cielo. Estas presente en mi mirada, en mis actitudes, en mis gestos y en mis pensamientos.
Porque pienso en vos todos los días, no solamente en jornadas especiales como estas. Tu vida, tu obra y tu figura son demasiado inmensas como para reducirlas a una mera fecha festiva marcada en el almanaque. Sos mucho más que un domingo. Mucho más que una misa, mucho más que una visita al cementerio, mucho pero mucho más que todo eso junto, porque fuiste, sos y siempre serás, MI papá. Y por eso vivirás eternamente en mi.
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