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domingo, 17 de noviembre de 2024

La ceremonia del té entre los alemanes del Volga y una receta de masitas caseras

Los alemanes del Volga que arribaron a la Argentina trajeron consigo la ceremonia del té al estilo ruso que habían incorporado a sus hábitos diarios luego de más de cien años de vivir en sus aldeas fundadas en las lejanas tierras del zar.
Compartiendo una taza de té surgían conversaciones de toda índole, fiestas, reuniones, con sus tristezas y alegrías, llegando a simbolizar hospitalidad para con el huésped, historias y tradición para con los niños, y conversación para con los afectos.
La ceremonia del té se desarrollaba en torno al samovar, un utensilio típico de Rusia para hervir agua y conservarla caliente, que se colocaba en el centro de la mesa, que consiste en un recipiente de cobre u otro metal con una canilla en su parte inferior para servir el agua y una concavidad en la parte superior donde se coloca la tetera.
El agua se calentaba con carbón y maderas que ardían lentamente, para mantener la temperatura constante en un tubo ubicado en el centro. Mientras que en la parte superior del samovar se apoyaba una pequeña tetera con té en hebras muy concentrado, es decir, con bastantes hebras y poca agua, para hidratarlas.
Finalmente se tomaba la taza, se echaba un poco de té y se diluía con el agua caliente que se extraía del grifo del samovar hasta obtener la infusión deseada. La bebían sosteniendo un terrón de azúcar entre los dientes.
En la Argentina cambiaron la ceremonia del té por la del mate, conservando, sin embargo, la costumbre de diluir el terrón de azúcar en la boca.

Receta de las masitas:

Ingredientes
100 g azúcar blanca
150 g manteca
240 g harina
1 huevo
1 cucharadita polvo de hornear
1 cucharadita esencia de vainilla
Azúcar impalpable

Preparación
Batir la manteca con el azúcar, agregar el huevo y luego la vainilla, hasta que la preparación quede cremosa.
Tamizar la harina y el polvo de hornear. Agregar de a poco a la preparación anterior.
Se estira sobre la mesada enharinada. Cortamos con formas diferentes, podemos usar cortantes y algunas las podemos hacer con hueco en el centro para luego rellenar.
Hornear en placa enmantecada y enharinada Controlar que no se doren. Se retiran del horno se despegan y se dejan enfriar.
Se decoran con azúcar impalpable. A las masitas que tienen hueco le podemos poner dulce. Se rellenan si se quieren con diferentes dulces.

Todos llevamos en el alma la sonrisa de mamá al servirnos nuestra comida favorita

 Cuando era niño la cocina de mamá olía a cebolla rehogada, a ajo, a grasa y crepitaba la leña dentro de la cocina a leña, mientras preparaba Kleis, Kraut und Brei, Brotschnitze, Der Kreppel, detrás de su delantal gris y el cabello recogido en un rodete. Sus manos sabias se movían con maestría y conocimiento entre la harina y la sal conjugando mágicos ingredientes, sabores y olores para crear los platos más sabrosos que florecían en el centro de nuestra mesa familiar, cuando la familia unida se reunía a comer. Esas imágenes impregnan nuestra memoria. Son escenas que todos queremos recordar porque cada uno de nosotros las hemos vivido cuando fuimos niños. Llevamos impresa en el alma la sonrisa de mamá al servirnos nuestra comida favorita. El orgullo de papá de saber que su esposa sabía manejar la economía familiar en tiempos difíciles y la felicidad de nosotros los niños, que en aquel momento no supimos o no quisimos darnos cuenta del mundo mágico en el que vivíamos. Recién nos dimos cuenta cuando ya no lo teníamos. Cuando mamá ya no estaba. Cuando su comida era sólo un recuerdo. Cuando ella misma era un recuerdo en nuestra alma. Por todo ello es que un día empecé a reunir todas las recetas que componen la herencia ancestral de la cocina de nuestras madres en el libro “La gastronomía de los alemanes del Volga” donde rescato más de ciento cincuenta recetas tradicionales con sus aromas y sabores y también reuní en otro libro, que titulé “La vida privada de la mujer alemana del Volga”, la esencia primordial de nuestras madres, su quehacer cotidiano, su niñez, adolescencia, juventud y vejez dentro del marco de la idiosincrasia particular y patriarcal de los alemanes del Volga.

Kartoffelskreppielr o tortitas de papa

Ingredientes:
4 papas
3 huevos
1/3 taza de harina

Preparación:
Hervir las papas con cáscara, cuando estén blandas escurrir y quitarles la piel. Hacer un puré. Agregar los huevos, la harina, salpimentar a gusto y con la mano formar tortitas.
Freír en aceite bien caliente.
Para una versión más saludable utilizar una sartén apenas untada con un poco de aceite
Kartoffelskreppielr o tortitas de papa

domingo, 10 de noviembre de 2024

Las campanas de la iglesia llaman a misa

Las campanas de la iglesia sonaron tres veces: la primera vez media hora antes de la misa, la segunda, 15 minutos antes, y la tercera y última, justo un minuto antes de empezar la ceremonia.
En esos momentos doña Ana recordó a la Hna. Filomena, su maestra de cuarto grado, que cuando le había consultado por qué sonaban tres veces, le contó que Dios lo había dispuesto así porque cuando suena la primera hay que vestirse, en la segunda hay que salir de casa y en la tercera estar dentro de la iglesia sentada en el banco. Cosas de niños, murmuró insatisfecha con la respuesta, sesenta años después, cuando la Hna. Filomena ya no estaba en este mundo para recriminarle nada.
Vestida de negro, Biblia en mano, doña Ana asistía a misa todos los días, incluida la misa especial de los domingos. Tenía mucho para agradecer y muchos muertos por los que rezar.
Tampoco se perdía ninguna procesión ni velorio. Acompañaba a todos hasta su última morada. Su pensamiento era que todos merecemos ser despedidos como corresponde y a nadie se le niega una oración y un poco de agua bendita.
Esas parecían ser sus únicas salidas y su único pasatiempo desde que enviudó.
Vivía sola. Sus hijos se habían casado y se habían marchado de la casa. Las amigas, tan grandes como ella, también fueron falleciendo. Más que acompañar a los que se iban adelantando en el viaje, ya le quedaba muy poco que hacer en esta vida.
Además, ella lo consideraba un deber y una obligación moral. Lo mismo que llevarle agua bendita a las tumbas de los seres queridos en su visita semanal al cementerio.

jueves, 7 de noviembre de 2024

Preparando Strudel

Extendió la masa filo sobre la mesa con sumo cuidado, teniendo presente el consejo de su abuela. Debe quedar tan delgada que se transparenten las manos -le recordaba doña Ana cada vez que elaboraba un Strudel.
Una vez que hubo concluido, distribuyó encima rodajas de manzanas verdes y rojas peladas y cortadas de forma muy delgada, las bañó en azúcar y unas cucharadas de crema.
Después enrolló la masa tratando de no romperla, con cautela y paciencia, y la colocó dentro de una asadera enmantecada y enharinada, la pinceló con un poco de manteca y azúcar y la llevó al horno de la cocina a leña.
Mientras esperaba que se cocine lavó los utensilios que ensució en el proceso de preparación, que no eran pocos. Tenía que aprender a corregir eso. No ensuciar tantos recipientes e ir lavando mientras dejaba de usarlos.
Transcurrida un poco más de media hora, tomó un repasador, abrió la puerta del horno y extrajo el Strudel, que inundó el ambiente de la cocina de un aroma exquisito, que inmediatamente la retrotrajo a los años de su niñez, a la casa de sus padres y de su abuela.

Aquí encuentran la receta del Strudel de manzana
https://hilandorecuerdos.blogspot.com/.../receta-de...

viernes, 1 de noviembre de 2024

Las Rogativas, una tradición ancestral de los alemanes del Volga

 Las Rogativas se llevan a cabo todos los años, durante los primeros días de noviembre, cuando una procesión parte del frente de la iglesia, en tres días consecutivos, rumbo a tres cruces enclavadas en tres puntos cardinales diferentes, ubicadas en las afueras de las aldeas y que, en su conjunto, representan a la Santísima Trinidad.
La procesión, precedida por un sacerdote, los monaguillos y el Schulmeister (Sacristán), portando una cruz, parte del frente de la iglesia durante las tres mañanas siguientes a la conmemoración del Día de los Fieles Difuntos, para dirigirse a una de las cruces, en tres jornadas sucesivas, erigida a uno de los laterales de las calles de acceso a la localidad, para celebrar una ceremonia religiosa en Acción de Gracias por los dones recibidos durante el año fenecido y solicitar que la próxima trilla sea buena y que Dios prosiga bendiciendo a la comunidad con su gracia divina. La procesión retorna, cantando y rezando, a la iglesia, donde el sacerdote oficia una misa.
Cada procesión se lleva a cabo con profunda fe, rezando y cantando; mientras que ya en el lugar, frente a Jesús crucificado, el sacerdote, luego de expresadas las letanías, oraciones y cantos, rocía con agua bendita los campos en señal de gratitud por los dones recibidos y en solicitud de buena cosecha.
Finalizada la ceremonia, la procesión retorna a la iglesia, donde todos los fieles participan de una misa en la parroquia.

También cabe hacer una mención especial a la jornada en que se conmemora el Día de los Fieles Difuntos, que en cada aldea se vive rindiendo un sentido homenaje a los ancestros y a los habitantes fallecidos de la comunidad. Una procesión de la que participan todos se dirige al cementerio donde se lleva a cabo una sentida ceremonia.