La alegría de la vida deriva de correr riesgos. No todo el mundo te amará, pero tú si puedes amar a quien desees. Los únicos que realmente sufren son aquellos que saben que las cosas pudieron haber sido mucho mejores, mucho más emocionantes, mucho más bellas; pero no lo fueron porque no se atrevieron a entregarse por entero, temerosas a salir lastimadas o a decepcionar. Para ser feliz debes vivir sin miedos.
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