Autor: Sebastián Weinbender
Del Volga zarparon
una fría mañana
cargados de sueños,
de amor y de esperanzas.
Viejos colonos,
que en sus valijas traían
la fuerza y el coraje,
de la dura partida.
En el barco venían
niños, jóvenes y ancianos,
buscando algún país
que le tendiera sus manos.
El barco de la ilusión
a la Argentina llegó
y como una madre tierna
a muchos cobijó.
A lo largo y a lo ancho
del país se instalaron,
sus colonias formaron y
en la religión se basaron.
En medio de sus pueblos
sus iglesias levantaron,
la tierra cultivaron
y su fe conservaron.
Con sus manos agrietadas
fueron forjando un futuro,
siempre unidos y en familia
porque eso era su orgullo.
Fieles a su tradición
muchas cosas conservamos:
dialecto, fiesta Kerb,
y el orgullo de ser Cristianos.
Joven descendiente de alemanes,
no te olvides de tu pasado,
no hagas que el barco de la ilusión
haya zarpado en vano.