Rescata

WhatsApp: 011-2297 7044. Correo electrónico historiadorjuliomelchior@gmail.com

miércoles, 22 de julio de 2015

Doña Elisa Gareis Bohn, abuela alemana del Volga (Historia de su vida)

Abuela desayunó. Rezó su rosario, murmurando las plegarias en susurros suaves y dulces. Con paso lento y cansino –tenía noventa años- caminó hacia la ventana. Corrió la cortina y miró hacia la calle. Estaba desierta. El sol apenas asomaba en el horizonte. La luz era un crisol de colores eclosionando en la lejanía del campo.
Volvió a su silla. Abrió la Biblia, escrita en letra gótica, y leyó, concentrada y con profunda fe. Transcurrieron los segundos, los minutos… Conversaba con Dios, solía decir cuando leía la Biblia. Estaba tan concentrada en ese menester que no veía ni oía nada de lo que ocurría a su alrededor.
A las diez levantó la vista de las Sagradas Escrituras. Miró el reloj. “Hora de tomar mate”, pensó fiel a su costumbre de todas las mañanas. Tenía sus ritos que mantenía desde años tan remotos que ni ella recordaba cuando los puso en vigencia.
Preparó el mate sin apenas hacer ruido. Ella y la casa eran silencio. Un silencio opresivo e indescifrable. La gente –que habla y se mete a opinar donde no debe- decía que vivía en el pasado, que estaba loca. Poco le importaba a abuela lo que pensaran los demás. Ella vivía como le enseñaron sus ancestros. Vestida de negro; rezando; conservando costumbres y tradiciones milenarias… Mientras afuera los tiempos cambiaron y la modernidad trajo nuevas vestimentas, costumbres y modas y nuevos inventos de los cuales desconocía la mayoría, un poco por pereza y otro poco por desinterés.
Se sentó a tomar mate, cavilando recuerdos. Reflexionando. Sí, pensó, reflexionar y pensar y recordar era todo lo que hacía desde hacía muchos pero muchos años. Desde que su esposo murió, desde que sus hijos se casaron y se fueron de casa, desde que la vida y la sociedad cambió, desde que, lentamente, fue envejeciendo sin darse cuenta de que ya no tenía sueños ni tampoco anhelos por cumplir. Se sentía satisfecha. Deseó ser esposa y madre. Como manda Dios. Y cumplió. Lo demás son trivialidades, solía decir cuando sus hijos, alguna vez la instaron, hace muchos años, a buscar un nuevo motivo para seguir viviendo.
Con el compás de las horas preparó el almuerzo. Durmió una siesta. Repitió el ritual de todos los días.
Llegó la noche. Cenó. Rezó. Y se fue a dormir. Como todos los días, como siempre. Sin saber que ese había sido el último.

El libro“Historia de los alemanes del Volga”, del escritor Julio César Melchior, reconstruye toda la historia de nuestros queridos abuelos, los alemanes del Volga y se puede adquirir por correo, en todo el país, por el sistema de contra reembolso, es decir, me pasás tus datos postales y te envío la obra y recién la pagás cuando la tengas en tus manos. (Correo electrónico: juliomelchior@hotmail.com).

No hay comentarios:

Publicar un comentario