
La pava grande
con agua caliente. El mate siempre listo. El horno preparado. Y nuestras madres
junto a la cocina a leña elaborando recetas que heredaron de sus madres y estas,
a su vez, de las abuelas, y así generación tras generación.
Y nosotros,
cuando niños, jugando junto a su calor, que abrigó nuestros sueños y esperanzas
y nos llenó el alma de ilusiones y el cuerpo de riquísimas comidas. De sabores
y aromas. De recetas y recuerdos que nunca debemos olvidar.
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