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miércoles, 4 de mayo de 2016

Historia de vida de Ana María Kaiser


Mamá, abuela, bisabuela. 88 años y con la energía intacta para atender su casa, la quinta, el jardín y coser su propia ropa. Será reconocida este domingo en las Fiestas Patronales de Pueblo San José.

Nació en el año 1928, hija de Juan Kaiser y Ana Dreser. Se casó con Juan Kloppertanz y tuvieron 6 hijos –Roberto, Norma, Ester, Ana, Emilio y Haydee-. Esos hijos le han sumado para Ana 17 nietos y 17 bisnietos, mientras que otro bisnieto viene en camino.
Linda, coqueta, prolija, como luce su casa y su jardín. Así es Ana, quien nos recibió en su hogar acompañada de su hija Ester, quien estaba muy atenta a los dichos de su madre, porque conociéndola sabe que muchas veces empieza a hablar en castellano, pero al poco sigue en alemán, y estaba presta para traducirnos, en caso de ser necesario. 
Pero no, Ana, muy inteligente, le quedó claro que no iban a entender nada de su idioma de origen, por lo que toda la conversación fue en castellano, y sólo se permitió el alemán para la despedida y para entonarnos una conocida canción de la niñez que le cantaban cuando era pequeña y que, a su vez, cantó a sus hijos y nietos cuando en brazos les hacía el trote del caballito.
Una memoria envidiable. Se acuerda de los meses de cumpleaños de sus hijos y nietos, y por supuesto tiene bien claro los años que tiene cada uno.
Con una sonrisa que aparece a cada rato, fruto de una mujer que se siente feliz con la vida, a pesar incluso de la pérdida que ha tenido de uno de sus hijos. 
Sobre la quinta de la temporada anterior, que sembró con sus propias manos, cuenta maravillada que “el año pasado tenía los zapallos calabaza con las guías colgadas del alambre. Saqué hasta 8 a la vez. Ahora, este año, me ha dado poco; no quería crecer a pesar que llovía tanto. Y zapallos me quedarán tres grandes. Teníamos montón de chauchas este año; las enanas las comí yo y las anchas se las di a los hijos”.
Cuenta que reza todas las noches, que comenzó a rezar leyendo un libro de oraciones, las que aprendió de memoria. Su hija aclara que reza en alemán cada noche antes de dormirse.
Hace unos días atrás llamó a una de sus hijas para recordarle que tenía que traerle hilo y elástico, es que se está arreglando su ropa, haciéndola más corta y más angosta, “porque antes estaba un poco más gorda y además porque se usaba la ropa más grande”, relata. Arregla su ropa en una antigua máquina de coser a pedal, la misma en la que le confeccionaba la ropa a cada uno de sus hijos, a medida que iban creciendo.
Ana María Kaiser, 88 años, memoria impecable, trabajadora incansable. Un ejemplo de la mujer alemana. Este domingo, en el marco de la Kerb de San José, recibirá un reconocimiento.

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