Rescata

WhatsApp: 011-2297 7044. Correo electrónico historiadorjuliomelchior@gmail.com

lunes, 10 de diciembre de 2018

El adiós al Volga


Ver por última vez las aguas del río Volga, desencadenó en él una revolución interna de sensaciones e imágenes: mi abuelo intuyó con absoluta certeza, que jamás iba a regresar a la aldea, que las circunstancias de la vida, llámense económicas, sociales, políticas, o simplemente destino, nunca se lo iban a permitir. 
Quiso retener en su memoria el fluir del agua, su color intenso, la bravura de su ímpetu; pero, muy en el fondo de su alma, sabía que eso era imposible, porque el transcurrir del tiempo siempre diluye los recuerdos, primero los pinta de color sepia y finalmente los transforma y los aleja, hasta quitarles nitidez y emoción.
Agitó las riendas y los caballos se pusieron en marcha, arrastrando el carro en el que viajaban mi abuelo, su esposa, sus cinco hijos, tres baúles y unas pocas cosas que pudieron llevar. 
En la aldea quedaba no solamente el pasado, una vivienda, su hogar, al que jamás regresarían, sino padres, hermanos, tíos y abuelos. Un universo de gente que los veía alejarse en el horizonte, envueltos en una bruma de polvo, que levantaban los caballos y el carro al cruzar la inmensidad rusa rumbo a la estación, donde abordarían el tren que los llevaría a Alemania, para, en el puerto de Bremen, embarcar rumbo a la Argentina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario