Una latita de sardinas oxidada encontrada revolviendo la basura de la familia pudiente de la
aldea, era el autito, en realidad un camión, como el que tenía dl vecino de la otra cuadra de mi casa y que trabajaba en una empresa constructora.
aldea, era el autito, en realidad un camión, como el que tenía dl vecino de la otra cuadra de mi casa y que trabajaba en una empresa constructora.
Otras veces, la latita se transformaba en carro y la enganchaba a dos Koser, que imaginaba dos potentes caballos que arrastraban los cereales que cargaba. Podían ser arvejas o porotos que a hurtadillas sacaba de la alacena de la cocina, bien ocultos, en los bolsillos. Semillas que después olvidaba y al mes nacían plantas de porotos por doquiera.
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