Rescata

Para más información pueden comunicarse al WhatsApp: 2926 461373 o al Correo electrónico juliomelchior@hotmail.com

jueves, 25 de septiembre de 2025

El jardín de la abuela

 Pasa el tiempo, los meses y los años, y todavía la veo a mi abuela arrodillada en la tierra, al frente de su casa, trasplantando plantines de diferentes variedades de flores. Rodeada de rosas, margaritas, petunias, amapolas, en una escena multicolor. El zumbido de las abejas y algún colibrí yendo de flor en flor.
Mi abuela tenía un cuchillo gastado, para realizar  los hoyos en la tierra donde ubicar los plantines, una azada vieja para carpir y un rastrillo antiguo, porque no solamente trasplantaba sino que mantenía una ardua lucha con los rebeldes yuyos que se atrevían a invadir su jardín, que siempre  lucía limpio, ordenado y sumamente pulcro.
Mi abuela regaba con una regadera y un balde, mientras sacaba agua con la bomba, que ella misma bombeaba. En su casa no había motores, mangueras ni regadores o rociadores artificiales. Todo eso vino después, cuando ella ya no estaba.
Se levantaba bien temprano a la mañana, pasaba por el baño, encendía la cocina a leña, calentaba agua y preparaba mate. Y sorbiendo el primer mate, salía al patio, a recorrer su jardín, a controlar si durante la noche no había habido una invasión de hormigas, o alguna otra plaga. Cortaba las flores y las hojas secas. Las guardaba en el enorme bolsillo de su delantal, para no ensuciar el patio. Luego retornaba a la cocina y terminaba de tomar mate, mientras comía un poco de pan con manteca y miel, para finalmente salir a regar. Porque abuela regaba a medida que amanecía y cuando anochecía, cuando el sol comenzaba a irse a dormir. Mi abuela, como ya se habrán dado cuenta, adoraba su jardín y amaba las flores. 

viernes, 19 de septiembre de 2025

Girasoles y luciérnagas

 Las noches de verano en mi aldea eran una sinfonía de rituales sencillos. Después de cenar, un
murmullo de vida se despertaba en las veredas. Con mi madre, salíamos de la casa, llevando sillas y un plato hondo lleno de semillas de girasol, un tesoro que nos prometía horas de deleite.
Nos sentábamos en la vereda, y mamá abría cada semilla con una precisión que yo envidiaba. Pronto, las veredas se llenaban de vecinos. El sonido de las cáscaras de girasol al romperse era un suave crac-crac, una banda sonora que se unía a las conversaciones animadas. Era el momento de compartir las novedades del día, de reír a carcajadas por una anécdota y de sentirnos parte de algo más grande.
Mientras los adultos hablaban, el mundo se abría para nosotros, los niños. Mis hermanos, mis amigos y yo nos volvíamos fantasmas en la oscuridad, moviéndonos de un lado a otro. La rayuela, dibujada en la calle de tierra que brillaba bajo la luz de un farol lejano, era una invitación a saltar. El juego de la mancha nos hacía correr y gritar con una energía inagotable.
Pero nuestro juego favorito era la caza de luciérnagas. Con frascos de vidrio en la mano, nos adentrábamos en el jardín o en los patios baldíos, persiguiendo esas pequeñas estrellas que parpadeaban en la hierba alta. El aire se llenaba de nuestra emoción, de nuestros susurros y risas silenciosas. Atrapábamos las luciérnagas, las metíamos en el frasco y las observábamos, creando una linterna mágica que brillaba en la noche. Después, con un sentimiento de respeto, las liberábamos, devolviendo su luz al universo.
Ahora, lejos de la aldea, en una ciudad donde el ruido ahoga las conversaciones y las luces de neón ocultan las estrellas, cierro los ojos y me transporto a esas noches de verano. Puedo oler el aire fresco, escuchar el crac-crac de las semillas y sentir la emoción de atrapar una luciérnaga. En esos recuerdos, no éramos solo niños jugando. Éramos parte de un ritual antiguo, de una conexión que se tejía en la oscuridad, a la luz de las estrellas y el brillo fugaz de nuestros pequeños insectos de luz.

martes, 16 de septiembre de 2025

Ya está a la venta "Hilando Recuerdos de los alemanes del Volga", el nuevo libro del escritor Julio César Melchior

 El escritor Julio César Melchior anuncia que su más reciente obra, "Hilando Recuerdos de los alemanes del Volga", ya se encuentra disponible para el público. Este libro, que es el resultado de una profunda investigación y un emotivo compromiso personal, promete ser una lectura fundamental para quienes deseen conectar con la historia y el legado cultural de una de las comunidades inmigrantes que aportaron su esencia para engrandecer la Argentina.

Lejos de ser una simple crónica histórica, "Hilando Recuerdos" es un viaje al corazón de las familias. A través de relatos orales, anécdotas y vivencias que atestiguan un pasado lleno de desafíos y esperanzas, Melchior rescata la esencia de la vida cotidiana de los alemanes del Volga. La obra celebra la tenacidad de los pioneros, la calidez de las tradiciones que se mantuvieron a través del tiempo y el inmenso valor de las historias que se transmitieron de generación en generación.
El autor invita a todos los lectores a sumergirse en las páginas de este libro, que es tanto un homenaje a sus antepasados como un puente entre el pasado y el presente. "Hilando Recuerdos de los alemanes del Volga" es un testimonio vivo que honra la resiliencia y la valentía de quienes forjaron su destino en una nueva tierra.

El libro puede adquirirse escribiendo al WhatsApp 2926 461373 o al correo electrónico juliomelchior@hotmail.com

María Rosa Silva Streitenberger             -           María Claudia Melchior

domingo, 14 de septiembre de 2025

La comunidad de Pueblo Santa María celebra sus tradicionales fiestas Kerb

 La fiesta Kerb es una celebración religiosa que trasciende ese ámbito para convertirse en el epicentro de la vida social y familiar. Pero, ¿qué es exactamente una fiesta Kerb y por qué es tan importante para la localidad de Pueblo Santa María?

La Kerb es una celebración anual en honor a la santa patrona dela localidad, una tradición que fusiona la fe y la cultura y se divide en dos partes bien definidas. La primera, de carácter religioso, se lleva a cabo cada 8 de septiembre, jornada en la que se conmemora la entronización de la iglesia en honor a la Virgen, en el día de su Natividad. Ese día se realizan misas, novenas y una procesión solemne donde la imagen de la Virgen es llevada por las calles en medio de cánticos y oraciones. La segunda parte es la fiesta secular y familiar, que se celebra el fin de semana siguiente. Antiguamente, los festejos se extendían desde el jueves hasta el lunes, en que una procesión se dirigía al cementerio para rendir homenaje a los colonos fallecidos, un acto que subraya la conexión de la comunidad con sus raíces y su historia.

Preparativos para el festejo

En otros tiempos, y a medida que se acercaba la fecha, el pueblo entero se llenaba de actividad. Las mujeres de la familia realizaban una serie de tareas meticulosas que duraban semanas. Desde la limpieza profunda de cada rincón de la casa hasta el amasado y horneado de decenas de Dünne Kuchen en los hornos de barro.
Una de las costumbres más curiosas era la de blanquear las paredes de adobe con cal, a veces utilizando el residuo del carburo cálcico de los equipos de soldadura. Las abuelas, con una creatividad innata, decoraban las paredes interiores estampando ovillos de lana mojados en tintura azul. En las casas más acomodadas, con ladrillos a la vista, los techos se pintaban de rojo y las puertas y ventanas de verde. Esta tradición creaba una imagen icónica del pueblo: casitas agrupadas a la sombra de la torre de la iglesia, una estampa que recordaba a las aldeas europeas.

El regreso a casa para celebrar en familia

Con la llegada de la Kerb, la población de la colonia se multiplicaba. Familias enteras, que habían emigrado en busca de trabajo, regresaban a su hogar. Llegaban en tren o en carros tirados por caballos, a veces tras días de viaje, cargados con alimentos y provisiones para compartir. Para muchos, esta era la única oportunidad de reencontrarse con sus seres queridos.
El espíritu festivo se contagiaba a toda la comunidad. La iglesia se vestía de fiesta, con grandes y vistosos arreglos florales en el altar, que se cubría con los manteles más elaborados, en los púlpitos y en otros lugares destacados del templo, se encendían más velas que las habituales y se colocaban estandartes y guirnaldas.
Lo mismo sucedía en las escuelas parroquiales donde las hermanas religiosas se esmeraban por adornar las aulas, los pasillos y los patios con banderines de colores y organizaban todo tipo de eventos, desde quermeses hasta obras de teatro.
Las calles se engalanaban con adornos coloridos, mientras la música resonaba en el ambiente, desde grabaciones nostálgicas hasta las actuaciones en vivo de orquestas. Las instituciones y familias organizaban tertulias y bailes, creando espacios de sociabilidad y alegría, en un ambiente de fiesta que trascendía lo puramente religioso, convirtiéndose en un elemento central de la identidad comunitaria, fortaleciendo los lazos sociales y el sentido de pertenencia.
El domingo, después de asistir a misa para rendir homenaje a la patrona de la localidad, la familia completa se congregaba alrededor de la mesa paterna para compartir un suculento almuerzo, consistente en asado al horno con papas, Füllsen, entre otras delicias que se cocinaban en el horno de barro. La sobremesa se prolongaba con bulliciosas conversaciones, en la que todos querían hablar con todos, compartiendo las novedades, luego de no verse durante meses o tal vez años, en la que no faltaba la música, el canto y el baile y a la hora de la merienda, se servía el tradicional Dünne Kuchen acompañado de mate o cerveza.
El lunes, la celebración continuaba con más eventos y actividades, culminando con la procesión al cementerio. Un final emotivo que honraba a los que ya no están, cerrando un ciclo de fiesta, fe y memoria.
La Kerb no es solo un evento; es una manifestación del alma del pueblo, una tradición que fortalece la identidad y el sentido de pertenencia de cada habitante de Pueblo Santa María.

Pueblo Santa María está ubicado en el Partido de Coronel Suárez, en el sudoeste de la Provincia de Buenos.

martes, 9 de septiembre de 2025

Un nuevo libro sobre los alemanes del Volga, lanzará el escritor Julio César Melchior este domingo en el marco de las fiestas patronales de Pueblo Santa María

 El escritor Julio César Melchior lanzará un nuevo libro, titulado "Hilando Recuerdos de los alemanes del Volga", en el marco de los festejos de Kerb a llevarse a cabo el próximo domingo en Pueblo Santa María.

La obra, fruto de una exhaustiva investigación, se centra en la historia, cultura e idiosincrasia de las localidades fundadas por descendientes de alemanes del Volga, con un énfasis particular en las colonias alemanas del Distrito de Coronel Suárez. Melchior combina su riguroso conocimiento histórico con vivencias personales para ofrecer una perspectiva auténtica y única sobre el legado de estas comunidades.
El libro tiene como objetivo central reconstruir la vida cotidiana, las tradiciones y la organización comunitaria de estas localidades a través de una serie de relatos cuidadosamente seleccionados. La inclusión de testimonios directos de los protagonistas aporta una invaluable autenticidad a la narrativa, proporcionando una visión personal y profunda sobre su pasado.
Más que un libro, "Hilando Recuerdos de los alemanes del Volga" es un pilar para la memoria colectiva. A través de los relatos de sus protagonistas, la obra no sólo rescata un fragmento de la historia local, sino que lo consolida como un legado cultural invaluable para las futuras generaciones.
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Te invitamos a ser parte del lanzamiento de "Hilando Recuerdos de los alemanes del Volga", el nuevo libro del escritor Julio César Melchior, que se llevará a cabo el próximo domingo, en un stand instalado sobre la Avenida 11 de Mayo, en el marco de los festejos de Kerb de Pueblo Santa María.
Es una oportunidad única para adquirir una obra que no solo narra la historia, cultura, tradiciones y costumbres de los alemanes del Volga, sino que la convierte en un valioso legado que honra las raíces de las colonias alemanas de Coronel Suárez.
¡Te esperamos!

María Rosa Silva Streitenberger                    -                  María Claudia Melchior