Por Lidia Michalowski
El uso de las campanas para anunciar cualquier
acontecimiento más o menos notable es muy antiguo, pero en la Iglesia
comenzaron a usarse en un tiempo relativamente tardío. El aviso para los
Oficios Divinos, en los primeros siglos, se hacía de viva voz; parece que
existieron unos diáconos, cuyo nombre era "cursores", que avisaban de
casa en casa. El uso de las campanas aparece en la Iglesia Occidental, en el
siglo VII y en la Oriental, parece que no se usaron antes del siglo IX,
apareciendo las primeras campanas en Santa Sofía de Constantinopla. Antes del
uso de las campanas, aparecen otros instrumentos de convocatoria, como son:
Tabletas o láminas de madera, golpeándolas unas contra otras; una barra de
metal, bocinas o trompetas (prescritas por la Regla de San Pacomio para
congregar a los monjes). Cuando se pusieron en uso las campanas, en un
principio, no había más que una en cada iglesia, multiplicándose
posteriormente. Al crecer el número de campanas, como asimismo el volumen de
las mismas, se vio la necesidad de construir torres para colocarlas debidamente
y para que la sonoridad de las mismas pudiera esparcirse más.
OFICIO DE LAS CAMPANAS
Las voces de las campanas, fomentan las
relaciones espirituales y nos ayudan sobrenaturalmente recordándonos aquella
festividad que se conmemora o aquella función religiosa que va a celebrarse;
excitan en nosotros sentimiento de tristeza, si doblan a muertos, o nos dan
alegría, si sus repiques recuerdan alguna efemérides célebre o algún
acontecimiento que no debe pasar desapercibido, o incluso, nos dan a veces la
señal de alarma, por algún peligro que se cierne sobre nosotros. Da pena,
considerando todos estos oficios, saber que en algunas poblaciones nuestras, no
sabemos con qué fines, las campanas han quedado mudas. Las campanas son voz de
esperanza, voz de consuelo, voz de amor. En un ritual diocesano antiguo, se nos
dice que son como las trompetas de Dios de los ejércitos, que convocan las
milicias de la cruz al pie de los altares para romper fuego contra el infierno.
El gran literato Luis Veuillot nos dice que la voz de las campanas es voz
dulcísima de oración, que recorre campos, trepa las montañas, se cierne sobre
los valles, atraviesa los tupidos bosques, y domina, sobre todo, el ruido
humano.
BAUTISMO DE LAS CAMPANAS
Poniendo de manifiesto la importancia de las
campanas a la solemnidad con que se realiza su bautizo, cuyo acto ritual cumple
el Obispo, o su delegado revestido con capa pluvial blanca, acto que tiene
lugar de la manera siguiente: se reza por quien bendice junto con los otros
Ministros asistentes los Salmos 50, 53, 56, 66, 69, 85 y 129. Se bendice la sal
y el agua con la que se lava la campana; después se seca con un trapo, rezando
los otros Salmos. El Oficiante hace con el pulgar de la mano derecha sobre la
campana una cruz con el aceite de la Santa Extremaunción; y dice una oración
que se refiere a las trompetas de los hebreos convocadoras del pueblo, y
después, bendice la campana, invocando las virtudes de los metales fundidos
contra los elementos diabólicos y adversos. Limpia la campana de la cruz hecha;
el coro canta la antífona con el Salmo 28; entre tanto el Oficiante practica
siete cruces con el dedo mojado en aceite en el exterior, y con el Crisma,
cuatro en el interior, diciendo: Sancti ficetur et conse cratur, Domine, signum
istud. In nomine Pa tris, et Fi lii, et
Spiritus Sancti. In honorem Sancti N. Pax tibi. Otra oración bendicional,
esparcimiento por dentro de la campana del humo del incienso, rezo del Salmo 76
y, por fin, lectura por el diácono del Evangelio introirit Jesus quoddam
castelium del capítulo 10 de San Lucas. Cuando en los días de Jueves Santo y
Viernes Santo, las campanas enmudecen, tocan para señalar las fiestas o actos
del culto, la matraca, que es una rueda de madera que hay en el campanario y
que al dar vueltas los mazos de madera de que está compuesta, resuenan como
unos timbales destemplados, produciendo un sonido seco y extraño, que no
obstante de sus pequeñas dimensiones, se percibe el sonido a bastante
distancia. Cuando en un campanario, se coloca una campana nueva bautizada y
apadrinada, era costumbre en aquellos tiempos, que el Señor Deán, u otro
miembro del Cabildo Catedralicio, se trasladara al lugar de procedencia y con
un diapasón medía el sonido de la mencionada campana, y soplando con dicho
instrumento, comprobaba sus notas nominales. El diapasón: es un instrumento
usado para comprobar el sonido o nota que ha de producir.
TOQUE DE TEMPESTAD
TOQUE DE TEMPESTAD
Se sabe de algunos casos de morir
electrocutados los campaneros o sacerdotes encargados de tocar las campanas en
época de tempestad; por ello ha ido desapareciendo esta costumbre. Había una
costumbre de tocar las campanas durante las tempestades, costumbre arraigada en
otros muchos lugares con el propósito de espantar las tempestades, hasta que
dicha población estimó peligrosa dicha práctica y que la manera de prevenir
posibles desgracias consistiría en dotar las Iglesias de pararrayos, por lo que
acordó prohibir el toque de campanas en caso de tempestad. Esta prohibición fue
establecida a la vista de los casos que habían ocurrido al morir electrocutados
los campaneros que se atrevían a tocar a mal tiempo a causa de caer en el
campanario un rayo.
LAS ULTIMAS CAMPANAS
LAS ULTIMAS CAMPANAS
Una subterránea lágrima –
"Hablando de campanas" el origen en
estos momentos, es muy difícil de establecer. La Campana es un instrumento más
antiguo que el tam-tam ya que trabaja por categorías, que es una forma anterior
de hablar. Funciona por categorías temporales y sociales.
Hablan de partes del tiempo; así, el toque de
media mañana es a misa, pero también que las mujeres lo dediquen para hacer la
comida y los hombres, paren un rato. Al ser los toques más largos para adultos
que para niños, para ricos que para pobres, para hombres que para mujeres,
éstos reproducen categorías sociales. El empleo de la repercusión es muy
antiguo. Pero el empleo de campanas en Europa parece que empieza en el siglo
VII; en el VIII y el noveno se dan normas de toques; pero éstos no se parecen
nada a los de ahora. El Concilio de Trento marca la época en que se delimita
ser los toques en las Catedrales y grandes parroquias. Los toques de campanas
son ese medio de comunicación tradicional que transmite mensajes que la gente
escucha y sabe interpretar; que constituye el tiempo comunitario, marcando
ritmos temporales colectivos; los toques también indican el espacio donde
ocurren cosas importantes para el grupo y asimismo cierta representación de la
estructura Social. Lo religioso y lo civil están completamente mezclados.
Un llamado a la vida espiritual o un cierre
de murallas .
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