Por Margarita Sacks
Navidad
¨Navidad
sin regalos no será Navidad¨… había leído en la primera página de ¨Mujercitas¨.
¿Será Navidad una sin árbol? pensé cuando vi caer con estrépito, al descuido de
Javier, el árbol completo ante la cara de sorpresa y susto de los que
trajinaban en el comedor con los preparativos del almuerzo.
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Margarita Sacks, autora de estos bellos recuerdos. |
En
instantes, todos los adornos se convirtieron en añicos mientras un silencio
helado quebraba el mediodía.
Un
silencio desangelado que tardó en desaparecer…
Hubo
retos, hubo reproches… pero hubo Navidad.
Cosas de primos
Desde
temprano comenzaron los preparativos. Los primos buscan un pañuelo (el más
limpio, el más blanco… el más grande). Practican incansables un verso. Ya casi
se lo saben de memoria.
¨Ig
winsch eug…¨
No
entiendo. Es difícil el alemán. Insisten:
¨Einen
klükseeliges neusjar…¨
Yo
ni siquiera lo intento. Los miro desde el vaivén de la mecedora esperando que
al regreso compartan algún resto del dulce tesoro que esperan recolectar. Pero
insisten en que los acompañe. Alguien me alcanza un pañuelo. Es suave y huele
bien. Es de los más grandes. Sin darme tiempo a protestar, unas manos arreglan
mi peinado y otras me toman entre las suyas invitándome a seguirlas.
Tengo
vergüenza. Mucha. Toda…
En
torbellino de risas y voces los primos comienzan el ritual:
¨Ig
winsch eug…¨
Me
escondo detrás de una columna. Suspiro bajito. Quiero desaparecer. Una mano
sonriente se lleva mi pañuelo. Me lo devuelve llenito de sorpresas. Entonces
salgo de mi escondite y suspiro otra vez.
Ese misterioso hombre de negro
Se
anuncia con grave sonido de cencerros. Hacemos silencio. Nos miramos casi sin
respirar. Creemos imaginar un ruido de cadenas que se arrastran.
Es
él otra vez, ese misterioso hombre de negro al que tanto le tememos y que asoma
puntual cada 31 de diciembre. Nunca vimos a la Solapa, alguna vez intuimos al
hombre de la bolsa, pero la visita del Pelsnikel se repite, inclemente, cada
fin de año. No nos gusta su largo sobretodo oscuro como la noche más oscura,
nos atemoriza su larga barba tan desordenada como su cabello… Y esas cadenas,
gruesas… con las que amenaza atarnos para llevarnos hasta
el
pozo. Quiere arrancarnos la promesa de que seremos buenos.
Encontré
bajo la cama, al lado de las alpargatas vueltas en cruz, el escondite perfecto
para escaparme de sus ojos. Desde allí lo espío. No me importa que después
llegue la Cris Kind con su traje blanco hecho con el polvo de las primeras
estrellas y unas pocas flores de azahar enredadas en su pelo de hada joven.
Sola, bajo la cama, estoy a salvo.
Hoy
no quiero golosinas. Hoy no quiero más visitas. Solo espero el Año Nuevo.
Serenateros en Año Nuevo
Vuelvo
canción y regreso
a
despertar tu mirada
serenatero
de bombos
golpeando
la luna por el alba
Ika
Novo, Serenatero de bombos
(I)
Las
campanas de la Iglesia confirman las doce. Un año nuevo por estrenar. Una
invocación a Dios regada de besos y buenos augurios sella la noche.
Los
más chicos queremos ganar rápido la calle. Alguien trajo estrellitas y cohetes.
Las advertencias adultas se multiplican más rápido que las luces multicolores
de la primera cañita que ya vuela rumbo al cielo.
Las
estrechas ventanas del comedor están abiertas de par en par.
Cuesta
que el fresco de la noche se abra paso y alivie del bochorno del día. Una
música de acordes descordados llega de la calle cortando el silencio. Es noche
de serenata.
(II)
Son
diez. Tal vez doce. Arrodillada en la silla bajo la ventana los observo
curiosa: hay un acordeón conocido, dos guitarras, alguna pandereta.
El
más grande de todos presenta al grupo y nos desea felicidades.
Hacemos
silencio. Mis pocos años no entienden demasiado, pero todos parecen divertidos.
Somos
los elegidos para la primera serenata de los MIR HUN TASCHT.
Alguien
se acerca a la ventana y les ofrece la merecida recompensa en forma de helada
botella. El grupo, un poco menos sediento, sigue su camino entre risas y cantos
hasta la próxima casa.
Cuentan
que el 1º de año, a veces el sol asoma más temprano… Él también espera su
serenata en el balcón del alba.