Por Sheena Kloster
Eran las épocas de colgar el
traje de marinero después de cinco años y rechazar el ofrecimiento del
Ejército argentino para integrar sus filas… Faltaba hacía mucho y su madre y
sus hermanos menores lo necesitaban…
Eran
los tiempos de subirse a la moto, ponerse la campera y los jeans y salir a
desafiar al mundo…
Le
sobraban las razones para ser rebelde… una rebeldía que no escapó ni en su
lecho de muerte.
Por
aquellas épocas Elizabeth Taylor era la chica tapa de todas las revistas y
James Dean una promesa rota, estrellada en su auto.
Le
gustaba toda la música y “Fugitiva” se le mezclaba con el tango, el
folklore y los ritmos de su aldea…
Un
pleito con “El Alemán” era algo que no se resolvería por vía diplomática… eso
seguro…
Pasó
por la vida como un veloz y atronador meteoro llevándose todo a su paso, niño
terrible de su madre, luego de su esposa y finalmente de su hija, enmascarando
en dureza a un niño solo y asustado, a un esposo fiel y a un padre excedido en
sus deberes de amor hacia su única hija.. .
Qué
bueno eras pareciendo ser malo… cuánto amor se ocultaba detrás de tu fama
de “duro”… ni la vejez ni la muerte te quitaron la cara de
niño.
Te
recuerdo con música… tu armónika, tu acordeón, tus películas de vaqueros, tus
horas de fútbol, tu negarte a estar en silencio y llenarlo de tu energía… tu
entrañable amor por tu gatito…
De
lo único que podría acusarte es de trabajar en exceso, ser responsable en
exceso y de preferir una vida con honor a una más fácil de más dudoso
origen.
Pienso
que tomaste tu moto y saliste a toda velocidad… que vas a volver al atardecer…
y voy a reconocer su motor como cuando era niña, ya desde lejos… aquella moto
roja de la que bajaba un muchacho rubio de campera negra y jeans y al que le
decía “papá… papá… papá…volviste…” de la mano de mi madre…
Un
atardecer voy a escuchar que ésa moto vuelve por mí, padre querido…
mientras tanto tu sangre vive en mí, estás de pie dentro mío, papá… siempre,
siempre…
Necesitaré
tu fuerza, tu valentía de volguense, tu capacidad de trabajo, responsabilidad y
sacrificio, todo eso me diste al darme tu sangre Kloster… es verdad papá, me
enorgullece ser tu hija, Alemán…
Te
amo papá.
Tu
hija Sheena