La
abuela hacía Kreppel y mientras los freía cantaba y reía. Y yo, observándola, desde mi inocencia casi idiota de los diez
años, me preguntaba, de qué se ríe si somos más pobres que el croto que vi
pasar hace unos días rumbo a la nada, con un pedazo de pan duro y una botella
de vino rancio en su bolsa de arpillera.
Pero
abuela cantaba, contenta, mientras freía Kreppel y llenaba el ambiente de la
cocina con olor a fritanga. Sin percatarse en lo más mínimo que yo la estaba
observando con atención. Ella estaba en su mundo, dichosa de hacer Kreppel para
sus nietos, sin importarle nada más que ese menester tan simple y tan
gratificante, según sus sentimientos.
Afuera
llovía, caía una lluvia de invierno, melancólica y triste, como mi alma al descubrir la pobreza en la que
vivíamos. Como mi corazón al reprocharle secretamente a abuela su total interés
en las cosas materiales, sin importarle demasiado en el lugar en el que vivíamos
sino solamente en hacernos felices y darnos de comer.
Sufría
mucho. Sufrí mucho en mi infancia. Pero esa tarde, por un minuto, todo mi
sufrimiento desapareció cuando abuela me dio un Kreppel, calentito, recién
freído por sus tiernas y dulces manos, y me senté a la mesa a comerlo.
En
ese instante crucial, mi corazón se inundó de alegría y captó el mensaje que
trataba de transmitirnos diariamente abuela: que la felicidad no está en las
cosas materiales sino en lo que se hace y siente.
Que lindo lo escrito!!!!!!!....en mi casa quien hacia krepel era mama...y recuerdo que esperábamos todos sentaditos con una gran taza de mate cocido o casacarilla(chocolate de pobres decíamos, pero que rico )y con tanta felicidad que nos producia la espera.....que lindos tiempo que me toco vivir....mi niñez.....gracias por este recuerdo !!!!!
ResponderEliminarGracias por leer y compartir tus recuerdos!!! La cascarilla era muy popular y se utilizaba en muchos hogares. Aquellos tiempos eran muy felices e inolvidables!!!
ResponderEliminarNo nos sobro nada de chicos...pero si me quedaron muy marcados los momentos que pasamos con mis papas y hermanos alrededor de la mesa amasando. Mientras mama estiraba los krepel , papa los fritaba. Y los chicos jugando con la masa llenandose de harina....Cuantos hermosos recuerdos!
ResponderEliminarGracias por visitar la página y leer y, sobre todo, muchas gracias, por compartir tus recuerdos, tus vivencias juntos a tus padres: esos momentos inolvidables y felices de la niñez.
ResponderEliminarTotalmente, pero lo bueno de nuestros abuelos era que aplicaban planamente lo que decían. No usaban sus palabras para lucirce y nada mas. Ellos supieron jugarse por sus principios y valores, humanos y morales.
ResponderEliminarEs verdad, estoy totalmente de acuerdo contigo!!!
ResponderEliminarLINDAS LAS ABUELAS...
ResponderEliminar¡MEEE ENCANTÓ! puedo sentir el aroma tibio sobre el vidrio helado desde donde veo caer la suave lluvia invernal...gracias por la emoción!
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