“La riqueza argentina modificó la
sociedad de los alemanes del Volga: antes tan solidaria, ahora plagada de egoísmos
e individualidades. La fortuna que rápidamente acumularon algunos inmigrantes,
le quitó el rasgo solidario tradicional que mantuvieron los alemanes del Volga
en Rusia, donde nadie era dueño de nada y todos eran propietario de todo.
Solamente los más humildes y los que componían la “clase media”, según el
criterio social de esta etnia, sostuvieron por mucho tiempo el valor
fundamental de la solidaridad”
Aquí en la
Argentina, como en Rusia, los alemanes del Volga permanecieron en comunidades
totalmente cerradas, lo que les permitió conservar una autonomía propia,
libertad de culto y de enseñanza, conservación del idioma, amén de otros
privilegios. Mantuvieron inalterables el conocimiento, el credo, el arte, la
moral, las costumbres y los hábitos y conductas que los identificaban como
pueblo. Sin embargo, la sociedad que componían sufrió grandes transformaciones
internas. Dejó de ser comunitaria para convertirse en una sociedad con
distintos estatus sociales: la clase baja de ínfimos recursos residentes en las
zonas más alejadas del centro de la localidad, que participaban de un estilo de
vida de subsistencia; una clase media, compuesta por personas que trabajaban
subordinadas a las ordenes de la clase alta en las estancias como peones,
encargados, sirvientas, niñeras, etc.; y la aristocracia, formada por un grupo
relativamente pequeño de familias que poseían considerables propiedades
adquiridas por herencia familiar y que descendían directamente de los
fundadores.
Este cambio
radical en su comportamiento social fue posible porque aquí en la Argentina los
alemanes del Volga se encontraron de pronto dueños de lo que poseían, en
contraposición de lo que había sucedido en Rusia, donde el Imperio continuaba
siendo dueño de todo lo que tenía el colono. Y como se sabe, la propiedad
siempre otorga poder y su posesión coloca a sus propietarios por encima de sus
semejantes, y en una esfera social, política, educativa y cultural más alta.
Para poder
comprender a los alemanes del Volga en la Argentina es necesario concentrarnos
en determinados aspectos que los caracterizan, por un lado nos encontramos con
un fuerte etnocentrismo que los identificaba y les confería mayor cohesión como
grupo generando en ellos una fuerte negación a adoptar rasgos culturales
provenientes de otros grupos y por otro lado una gran exaltación por su raza,
por lo que se negaban rotundamente a cualquier tipo de relación con latinos.
Estas
características heredadas de los antepasados creaba profundas brechas entres
éstos y los demás grupos que componían las localidades aledañas.
La vida
cotidiana de las familias aristocráticas se manifestaba en el conjunto
multitudinario de hechos, actos, relaciones y actividades llevadas a cabo en la
vida social. Porque estas familias además de poseer las viviendas más suntuosas
podían darse el privilegio, a raíz de
las horas de ocio que sustentaban con su capital y dinero, de llevar una vida
social que las personas humildes no lograrían concretar jamás, porque tenían
que ocupar su tiempo en el trabajo para ganarse el pan y el alimento diario.
La religión fue
el elemento principal de cohesión de toda la comunidad y también un recurso muy
poderoso en manos de las familias aristocráticas, cuyos hijos tenían acceso a
una preparación cultural más elevada a la que conseguían acceder el resto de
las personas, y por lo tanto más laica y filosóficamente acorde a los
postulados modernistas que transformaron al siglo XX. La religión era además la
generadora de una ideología que, por intermedio de los párrocos, nutría a sus fieles de una publicación, “Der
Volksfreund” , que generaba la conformación de campos políticos e influía en la
determinación personal de los hombres de las familias más poderosas de las
localidades.
La elite
aristocrática compartía una cultura política que se manifestaba a través de
determinadas actitudes que luego compartían todos los integrantes de la
comunidad. Además, el carácter político de la sociedad se generaba al ser
enunciado por las familias de clase alta que actuaban como dirigentes en la vida
comunitaria de los pueblos.
Julio César, tengo unas cuantas fotos de época heredadas de mis abuelos de la colonia de San Miguel Arcángel y quizás haya alguna de los comienzos pero no sé identificarlas, podré scanear alguna y enviártela para completar tus ediciones? con mucho gusto lo haría! Un abrazo! Marga Pintos Kreder
ResponderEliminarHola, Margui!!! Por supuesto, será un honor!!!
ResponderEliminarToda colaboración es bienvenida, Margui!!! Gracias por sumarte y compartir el rescate de la cultura de nuestros queridos abuelos y ancestros.
ResponderEliminarQue bien que describes la historia, felicidades Julio eres muy buen escritor!!
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