Rescata

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martes, 31 de julio de 2018

Así eran las colonias de nuestros abuelos

Los pájaros trinan en el amanecer, surcando el cielo de la colonia
rubia. Se escucha el pregón del lechero, carnicero, panadero… Las voces de las amas de casa que salen a la vereda a realizar su compra diaria. La algarabía de los niños conversando en alemán. Los ruidos melodiosos que salen de la herrería, carpintería… El silencioso parlotear de la tijera del sastre y el habla cansino del martillo del zapatero. El sacristán echa a volar las campanas de la torre de la iglesia llamando a misa. El sacerdote se apresta en la sacristía. Los monaguillos preparan sus enseres. Las velas del altar arden. Doña Agueda reza el rosario sentada en el primer banco, junto a Doña Ana, ataviadas de negro, las cabezas cubiertas con un pañuelo del mismo color, y las miradas fijas en Jesucristo. En el campo, los hombres labran la tierra bajo un cielo estrellado de gaviotas. Abren surcos en la tierra virgen para sembrar trigo. El trigo que florecerá en espigas de harina, pan y hostias. Y en la inmensidad, los ojos de Dios velando a su pueblo: inmigrantes peregrinos que llegaron de allende el Volga para hacer fructificar el suelo argentino.

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