La abuela siempre horneaba algo rico y tradicional, tanto en su horno de barro como en su cocina a leña, y en sus últimos años, hasta se le animó a la cocina a gas. Todo le salía bien y súper sabroso. Jamás se le pegaba nada en la fuente, tampoco se pasaba en la manteca o en la crema o se olvidaba algún ingrediente importante, o abría el horno y salía humo… Abuela era perfecta cocinando. Y en la vida también. Por eso, con mucho amor y mucha dedicación, y también mucho esfuerzo, dedique varios años de mi vida a recopilar las recetas de la abuela en mi libro “ La gastronomía de los alemanes del Volga” y a reconstruir y contar toda su vida (y la de todas las abuelas) en mi libro “la vida privada de la mujer alemana del Volga” .
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