Mi abuelita es tan bella
como la aurora.
Cuando llega el ocaso
retorna a casa
enciende la lumbre,
el pan amasa
y asará su comida
sobre las brasas.
Mi abuelita a la cama
se va tranquila.
Para dormir serena
no toma tilas.
Nadie sabe qué sueña
pero es seguro
que su sueño es tranquilo
feliz y puro.
Cuando eres madre, te despojas un poco de tu vida para entregarsela a los hijos..
ResponderEliminarcuando eres abuela...entregas el resto que te quedaba a cambio de todo ese amor..
Muy acertado tu comentario!
ResponderEliminarUn abrazo!