Gentileza de Universo Volga
Jorge Alberto Gareis Lechmann
(Fuente Carlos Araujo)
La fiambrera era una jaula para conservar alimentos
construida en madera, pintada de color verde oscuro y una malla de alambre
tejido.
En su interior se colocaban comidas preparadas, carne fresca,
tortas, trozos de queso, tocino, dulce de membrillo, etc. que eran mantenidos en esas
condiciones, protegidos de la invasión de insectos. En los barrios alejados de
la capital, la electricidad no era patrimonio de todos y muy pocos, disponían
de la heladera a hielo, especialmente en esas zonas carenciadas.
A los efectos de mantener en condiciones
aceptables a estos alimentos perecederos, libres de la acción de las moscas,
eran ubicados en la fiambrera, la que se colgaba a cierta altura, para que los
perros no dañaran la tela de alambre.
Se la colocaba en la sombra, en la corriente de aire, así los alimentos estaban protegidos del calor provocado por el encierro. La falta de heladeras y de congeladoras, obligaba al uso de alimentos frescos todos los días.
La búsqueda de métodos de
conservación como el ahumado o la salmuera, constituían una alternativa. Por
razones de dinero o de distancia, no se disponía de alimentos renovados
diariamente. La fiambrera obviaba esa dificultad en ese Buenos Aires que se
fue.
Se la colocaba en la sombra, en la corriente de aire, así los alimentos estaban protegidos del calor provocado por el encierro. La falta de heladeras y de congeladoras, obligaba al uso de alimentos frescos todos los días.