A 58 años de la fundación del Club de Santa Trinidad, un 5 de agosto de
1954.
(www.lanuevaradiosuarez.com.ar)
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Empezó con el Club cuando tenía apenas 15, 16 años y lo hizo no para jugar
a la pelota, como lo hacen los chicos hoy, sino para integrar una comisión de
apoyo formada por jóvenes de entonces, que actuaba en colaboración con los
adultos de la Comisión Directiva.
Ha sido cuatro veces Presidente de la entidad, la última en el año 2004. No
va siempre a la cancha pero está pendiente de los resultados, del crecimiento
de la entidad y es hombre de consulta para las nuevas Comisiones Directivas.
“El Club está bien, va creciendo, hemos tenido épocas difíciles y ahora
estamos en una donde la gente acompaña a la institución, lo sigue. Hay
dirigentes muy jóvenes, que es importante que estén porque tienen otras ideas,
otro empuje. Tengo la suerte que me consultan cuando hay problemas o cuando
necesitan algún asesoramiento. La vez pasada estaban por cambiar al técnico y
me consultaron. Les dije que no lo cambien, que esperen que ya se iba a
terminar la mala racha, que estas cosas pasan. Cuando se contrata a alguien hay
que dar tiempo a que completen su período, que terminen de hacer lo que están
haciendo. Ahora empezaron a ganar, se venía registrando un buen trabajo que
ahora está dando sus frutos” recuerda con emoción José.
Luego Lindner apunta que “todos los clubes tienen buenos jugadores, lo que
pasa que a veces ganan y otras pierden. Esto que digo me lo enseñaron los años,
tanto tiempo de trabajo, porque más allá de los períodos en los que fui
Presidente siempre he estado en relación con el club. Me acuerdo de la vez en que
habiendo asumido como Intendente Ricardo Moccero me dijeron, junto a Saint
Cricq, que había que pensar en actividades para los chicos, que estaban mucho
tiempo en la calle, La tarea entonces parecía imposible, pero lo logramos: hoy
esos chicos son los que están jugando en primera y me emociona verlos”.
Recuerda múltiples anécdotas, como las que se tejieron en la cancha de
fútbol del club, cuando no había cortina de árboles que menguaran el viento, en
años en que la exigencia era contar solamente con dos pelotas.
Si el viento soplaba a favor y el resultado del partido también, José
Lindner, hablando en alemán, les indicaba a los jugadores que patearan la
pelota lejos, hacia un eucaliptus gigante que había a la distancia.
Costaba encontrar el balón y este tiempo se ganaba en poner nerviosos a los
del equipo contrario. Hubo un año que los dos únicos partidos que ganaron fueron
a El Progreso de Pigué, campeón del año anterior, y a Blanco y Negro por
goleada. Estos dos triunfos resonantes sirvieron para alimentar la alegría de
toda la temporada.
Como Presidente y como técnico que fue en algunos años no le faltaban
recursos: por ejemplo, cuando a dos jugadores que no tenían más virtud que la
de correr muy ligero los mandaba a que marcaran a los jugadores del equipo
contrario que tenían a su vez como objetivo marcar a los delanteros de San
Martín.
Obedientes, estos dos buenos corredores no dejaron tranquilos en ningún
momento a los que tenían que marcar, incluso hubo uno que cumplió tan a raja
tabla su misión que lo siguió hasta el vestuario.
Anécdotas de un hombre que forma parte de los 58 años de historia que tiene
el Club San Martín de Santa Trinidad y que los celebrará este sábado con una
cena y baile.