Rescata

WhatsApp: 011-2297 7044. Correo electrónico historiadorjuliomelchior@gmail.com

martes, 23 de octubre de 2012

La música tradicional de los alemanes del Volga


 “Aún recuerdo la voz de mamá y papá cantando canciones en alemán, con los ojos llorosos de tristeza. También recuerdo las misas en la que se cantaba el Grosser Gott y los entierros en el que se entonaba el desgarrador Schicksal. Los bailes en los hogares, las reuniones familiares... el sonido melodioso de la verdulera y el acordeón. Me acuerdo de todo ello y una lágrima resbala de mi mejilla mientras mis labios comienzan a cantar ‘Wen ich komm... Wen ich komm…’”, cuenta un abuelo alemán del Volga a Periódico Cultural Hilando recuerdos.

La música fue la luz del alma de los inmigrantes alemanes del Volga; con ella iluminaron las oscuras noches de insomnio aguardando que naciera el sol de un mañana mejor; alabaron al Señor con himnos milenarios; cantaron al momento de nacer sus hijos, de bautizarlos, de impartirles la Primera Comunión, de confirmarlos en la fe, de casarlos... y también cantaron llorando, tristes himnos de adiós al sepultar a sus muertos.
Cantaron  en casamientos, en reuniones de amigos y cientos de fiestas más. La música los acompañó en el trabajo. Glorificaron a Dios y a la nueva patria con letras de gratitud. Cantando oficiaron misas en acción de gracias.
Sus voces, sus melodías, sus canciones y sus sentimientos, sobreviven en el tiempo y al olvido. Versos y música rememoran el desgarrador exilio de Alemania, la forzada despedida de la aldea volguense; el difícil afincamiento en la República Argentina; y la miseria y sufrimiento de mil infortunios, guerras, hambrunas, epidemias y esperanzas inciertas esperando, siempre esperando el mañana mejor.
Un mañana mejor que hallaron aquí en la Argentina, en esta tierra bendita que los recibió con los brazos abiertos, donde fundaron aldeas, colonias y pueblos; donde volvieron a cantar con alegría y donde volvieron a resurgir los clásicos instrumentos y las voces melodiosas de los descendientes de los inmigrantes del mítico y lejano Volga. Y volvieron a cantar en coro las nostálgicas y románticas canciones de amor, de dolor, de angustia, de fe en Dios... pero esta vez también cantaron de felicidad, una felicidad plena y total.