Las
riquezas del hombre
-¡Los
demás son ricos y yo no tengo nada! ¿Cómo puedo vivir así?
Un
anciano oyó sus palabras y le dijo:
-¿Eres
tú tan pobre como crees? ¿N tienes la juventud y la salud?
-No digo
que no, y puedo estar orgulloso de mi fuerza y mi juventud.
El viejo
tomó entonces la mano derecha de aquel hombre y le preguntó:
-¿Te
dejarías cortar esta mano por mil pesos?
-No,
indudablemente que no.
-¿Y la
izquierda?
-Tampoco.
-¿Consentirías
en quedar ciego por diez mil pesos?
-¡Dios
me libre de ello! NO daría ni un ojo por todo el dinero del mundo!
-Ya ves
–agregó el anciano- ¡cuánta riqueza tienes! y sin embargo te quejas. Pero no
olvides que llevas en tu alma un tesoro inagotable: la voluntad, que te dará
cuanto le pidas si la pones al servicio de la razón, de la bondad, de la
justicia, de la solidaridad y del trabajo útil.
Moraleja: No busques la
felicidad muy lejos. A menudo la hallarás en ti mismo y a tu alrededor.
(Fuente:
Trabajo. Nuevo método de lectura expresiva y lectura para uso de las escuelas
primarias y de adultos. Autor: José H. Figueira. –Adaptación de un relato de
León Tolstoi-)
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