Por El Diario de La
Pampa
(Web:
eldiariodelapampa.com.ar)

Desde hace 8 años la
asociación brinda un homenaje a los mayores en el mes del inmigrante. En esta
oportunidad fueron reconocidas Ángela Heit y Emilia Richter.
Ángela Heit, “abuela
Ana”, como la llaman todos, con sus 103 años vive en Colonia Santa Teresa con
una de sus hijas, Popa, de 77 años. Popa es peluquera y no deja pasar un sábado
sin hacerle la permanente a Ángela para que siempre esté impecable.
Ángela nació un 12 de
julio de 1909 en Colonia San José, Coronel Suárez. Fue la cuarta de 11
hermanos. Sus padres, Juan Heit y Ana María Stork, vinieron de Rusia a mediados
de 1900 con el mayor de sus hermanos, Ignacio, de 3 meses de vida.
Contó que “se
escaparon de Rusia”, y que para hacerlo “las mujeres escondieron a sus maridos
temblorosos bajo las polleras largas, ya que en el barco no permitían subir a
los hombres”.
Explicó que una de las
razones por las que escaparon fue que “los hombres eran obligados a realizar
trabajo esclavo. A la mañana temprano los pasaban a buscar y a la noche los
traían de nuevo a su casa. Las mujeres siempre tenían miedo de que no
volvieran, mientras que los hombres nunca hablaban sobre los trabajos que
debían realizar”.
Otra de las razones
fue que “hacía mucho frío”. Vivían en la región de Sarátov, una importante
ciudad rusa situada a unos 858 km al sureste de Moscú, sobre el lado derecho
del río Volga, el cual se congelaba y debían atravesarlo con trineos. Debido a
la rigidez del clima, la única actividad que desarrollaban era la cría de vacas
lecheras (similares a las holandesas) en establos. Esta limitante fue un
impulso para buscar nuevos horizontes.
Contó que “lo único
que sabían era que cuando llegaran al nuevo país debían decir ‘Coronel
Suárez’”. Se instalaron en San José, una de las tres colonias de Coronel
Suárez. Al llegar se dirigieron al campo de un tío de apellido Shwab, el cual
había ido a Brasil primero y de allí a la Argentina y los estaba esperando.
Ángela concurrió a la
escuela de Coronel Suárez hasta 4º grado. Luego fue al Colegio de Hermanas de
la misma ciudad, donde le enseñaban todo en la lengua Sarátov, dialecto alemán.
A sus 13 años, en
1922, fue cuando sus padres decidieron venirse para La Pampa, año en el que se
fundó Colonia Santa Teresa. Dijo que cuando llegaron, el padre para elegir las
tierras lo primero que hacía era probar el agua y decidía si quedarse o no. Lo
que buscaban era que haya buena calidad de agua, requisito que cumplían los
campos de Colonia Santa Teresa. Dijo que “cuando llegaron no había casa y los
primeros meses vivimos debajo de los carros o chatas rusas a los cuales cubrían
con bolsas para hacer reparo, hasta que construyeron la casa”.
Una vez instalados,
los primeros años debían concurrir a Guatraché a la misa en carrito. La familia
comentó que Ángela “no pasa un día sin rezar el rosario”.
Dijo que su abuela,
Mariana Shrelt, con más de 100 años (no sabe bien la edad porque dice que
cuando se vinieron de Rusia no tenían papeles como ahora), no quería venir para
La Pampa, por lo tanto la dejaron en Coronel Suárez.
El 12 de octubre de
1933 se casó en la antigua iglesia de Santa Teresa con Jacobo Duckardt, ella
con 25 años y él con 26. En un primer momento vivían en el campo. Recién a los
60 años de edad se compraron una casa y se fueron a vivir al pueblo. La casa no
estaba terminada y fueron ella y su marido quienes la terminaron. Ella ayudó a
hacer los adobes y era la encargada de revocarla con barro del lado de afuera.
Adentro pintaba las paredes con brochas que ella misma construía con pasto
puna. En cuanto al piso, de tierra, lo lavaba casi todos los días con agua y
luego le agregaba arena para emparejarlo.
Tuvieron 8 hijos:
Irene, Adela (Popa), Lidia, Amanda, Heriberto (Nene), Orlando, Alcira e Irma.
Además, en la actualidad tiene 17 nietos, 36 bisnietos y 6 tataranietos. Sus
hijas la definen como “una luchadora”.
A la abuela le gusta mucho cocinar y le encanta criar aves de corral. Conserva su gusto por vestirse bien y estar siempre arreglada.
A la abuela le gusta mucho cocinar y le encanta criar aves de corral. Conserva su gusto por vestirse bien y estar siempre arreglada.
Hoy, a pesar de los
años, tiene una gran lucidez, su memoria está intacta y es inigualable.
La entrevista fue publicada el 30 de
septiembre de 2012, en El Diario de La Pampa (Web: eldiariodelapampa.com.ar). Nosotros la reproducimos como un homenaje.
Es prima de mi mamá casi de la misma edad porque ella nació en 1910, eran muy cercanas y la abuela Mariana Schlert murio de 97 años en 1927 y se quedo con mi abuelo Esteban y mi abuela Magdalena Konrad. A mi me alegra que ella esté tan bien somos sin duda longevos mi familia casi toda murió muy mayor mi mamá de 91 años. Es una reliquia cariños a ella y a su familia.
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