Fuente: lanuevaradio.com.ar
A 50 años de la bendición y entronización de la imagen en el
acceso al Pueblo Santa María. Emocionante procesión desde la Parroquia
de la colonia hasta la gruta con un acompañamiento multitudinario. Una
muestra inclaudicable de fe. Concelebraron la misa en acción de gracias
el Cura Párroco de Coronel Suárez Diego Kessler, el Padre Antonio Vedellini y
el Padre Alejandro enviado por la Congregación del Verbo Divino hasta pascua,
hubo bendición de espigas y una inmensa gratitud por los frutos recibidos en
estos 50 años. El marco natural que rodea el lugar y la inmensa
concurrencia de fieles le incorporó un eslabón más a la extensa cadera de
fervor religioso que en Santa María se confirma desde hace 50 años. “Le
pedimos a la vez al señor que nos muestre los caminos, guíame por los senderos,
los caminos de Dios representan recorrerlos y aceptarlos”, afirmó en su homilía
el Párroco Kessler.
Una inmensa comunidad religiosa proveniente de distintos
lugares de la región acudieron en la radiante tarde soleada del domingo hacia
la Gruta de la Virgen de Fátima ubicada en la intersección de la rotonda de
acceso al Pueblo Santa Maria conformando una manifestación de fe que se
multiplicó a medida que avanzaba la tarde y llegaba la procesión portando en
carreta a la imagen de la Santa Madre secundada por un significativo
acompañamiento que marcaba el inicio de un momento histórico con fuerte
contenido espiritual.
En la Gruta el Padre Antonio Vedellini junto al Coro
Parroquial preparaba la celebración religiosa en acción de gracias, el sitial
de privilegio que ocuparía la imagen mientras los ¡¡¡Viva la Virgen de
Fátima!!! se repetían a modo de recepción por la inmensa cantidad de fieles que
compartieron este día que significaba además de la veneración, recordar a
aquellos pioneros que hace 50 años creyeron, se esforzaron y motorizaron este
verdadero Centro de Fe a las puertas mismas del Pueblo Santa María.
La historia que se ha recopilado, tras los documentos que
quedaron de la época, de los vecinos más antiguos y sus descendientes, indica
que con la sequía de los años 61 y 62 los colonos de esa época fueron a ver al
padre Juan Peter por una solución ya que la situación se tornaba cada mas
critica para su sustento por lo cual él propio sacerdote tan vinculado al
quehacer general del Pueblo Santa Maria propuso hacer tres procesiones y la
construcción de la gruta como acción de gracias.
Después de la tercera procesión llegó la tan esperada lluvia
y por ende había que cumplir la promesa contraída por la gente.
Fue así que Mateo Hippener, padre del conocido Juan, diseño
la gruta y el Párroco Peter fue a pedir la donación de las dos hectáreas a
Pedro Pin que accedió gentilmente.
Quien la construyó fue Pedro Schmidt y luego la pintó
Salvador Schneider por lo cual ese trazo característico de Salvador, quien fue
el autor de la ultima pintura del templo de Santa Maria, Hinojo y de San Miguel
Arcángel, entre otras iglesias hoy es visible y conmueve a todos quienes deseen
contemplar esas figuras tan personales del artista de Santa María, fallecido
hace varios años atrás.
Semanas antes de la gran convocatoria que se llevó a cabo el
domingo pasado Oscar Baumgaertner, quien desde hace 25 años esta al cuidado de
la Gruta recordaba que “hace unos años atrás recibimos en donación una corona
original de Nuestra Señora de Fátima traída también desde Portugal al igual que
la Virgen en su momento”.
También aclaró que “la Virgen elegida fue la de Fátima porque
el padre Peter era muy devoto de ella y al pasar por Portugal gestionó la
replica que hoy tenemos el privilegio de contarla entre nosotros”.
En su llegada a la Argentina tuvo que ser cortada a la altura
de la cabeza, en la aduana, ya que por ese entonces ya se hablaba de drogas, y
para verificar que en su interior no contenía ningún tipo de sustancias, se la
abrió y luego se la reparó como se encuentra en la actualidad. También en su
base se puede observar una pequeña ampolla de vidrio que atestigua que dentro
de su base hay tierra de Portugal”.
Fue imponente apreciar la cantidad de fieles que se reunieron
en la celebración, superior en cuanto a la presencia popular que en años
anteriores, seguramente porque la motivación de los 50 años movilizó a vecinos
de los tres Pueblos Alemanes, de la amplia zona rural de Santa Maria, de la
ciudad de Coronel Suárez por lo cual desde la tarde temprano comenzaron a
llegar vehículos de toda la zona por las rutas de acceso a la gruta.
Fue una jornada de fiesta, de renovación de las promesas y
agradecimiento por los frutos recibidos todo enmarcado en esta celebración de
los 50 años, donde hoy muchos de los descendientes de aquellos visionarios que
contribuyeron efectivamente para levantar este verdadero monumento a la fe y la
esperanza, participaron de este agradecimiento con profunda devoción.
En la homilía de la celebración litúrgica el Párroco Diego
señaló que “en la misma línea en que la Virgen nos pidió por la conversión del
mundo y por los pecadores, hoy el salmo nos recuerda y le pedimos a la vez al
señor que nos muestre los caminos, guíame por los senderos, los caminos de Dios
representan recorrerlos y aceptarlos”.
“La historia de nuestra vida, tiene que ver con la historia
de la fe, que es allí donde uno la entiende de verdad, ya que el misterio del
hombre se entiende sobre la historia de Cristo, por eso hoy vivimos tan
desorientados por que dejamos de lado la historia de la fe, dejamos de
entenderla a la luz de la historia de Cristo, por eso María le alcanza a
Nuestro Señor Jesús para que podamos alcanzar de parte del padre todas las
cosas que necesitamos, pero para eso necesitamos convertirnos, sobre todo en
este tiempo de la cuaresma, el tiempo de la conversión, por eso las cenizas son
mecanismos de la penitencia con tres sujetos fundamentales que son la
conversión, la el ayuno, la limosna como un camino que nos llevara a vivir en
plenitud esta fiesta que es la consistencia de nuestra Fe”.
El Padre Antonio secundado por el emotivo coro parroquial de
Santa María que sumo sus voces y entrega a la santa misa, dejo en su mensaje
final tras el acto protocolar donde además de rescatar las lecturas de la
jornada, enfatizando en la solidaridad, la fe y retribuir como modo de
compensar a la santa madre, sus bendiciones con gestos de caridad, de ayuda al
prójimo, estrechando todas las manos de manera fraternal que además nos
fortalecerá nuestro espíritu.
El Padre Antonio resaltó entonces que “en coincidencia con
este tiempo de cuaresma donde cada uno deberá abrir aun mas los corazones dando
paso al nuevo Cristo que se nos hace presente renovando el misterio pascual,
una nueva oportunidad para redimirnos y entregarnos, tener en cuenta que el
murió por nosotros y nuestra actitud en este sentido, es de gratitud como hoy
queda demostrado con esta verdadera multitud que nos acompaña” dijo el
sacerdote para luego bendecir los recordatorios como signo de reconocimiento
por los frutos recibidos.
Antonio Vedellini al agradecer a todos los presentes y
quienes colaboraron para organizar los actos celebratorios de los 50 años
recordó que ya la Virgen de Fátima cuando se presentó a los tres pastorcitos
que provenían de familias humildes quienes después de haber compartido la misa
fueron a cuidar el rebaño y allí mientras rezaban el rosario se apareció la
Virgen María y en esos mensajes, quiero rescatar algo, la conversión de los
pecadores del mundo, hoy el mundo ofende mucho a Dios y hoy mucho más que en
aquel tiempo” dijo el sacerdote cerrando la jornada.
Para luego agregar que “se está diluyendo la fe, por eso el
Papa nos pide que recemos en familia el santo rosario, por la conversión de los
pecadores y oración por el Papa”.
“No seamos indiferentes nos dice el Papa Francisco en el
mensaje de pascua, por eso respondiendo al pedido de nuestra madre celestial
recemos por todos nuestros hermanos”.
Tras consagrar la eucaristía y estrecharse en la paz fue
distribuida la santa hostia masivamente con los ministros entre la muchedumbre
que se agolpo frente a la gruta mientras las personas mayores o impedidas que
se encontraban ubicadas en vehículos se les llevaba la comunión hasta esos
lugares.
Al concluir la misa con esta emotiva celebración, se produjo
la desconcentración de la multitud en un atardecer atípico, con la entrada ya
del sol, con el paisaje natural que posee todo el entorno donde hasta las
sierras se veían nítidas, cristalinas, casi transparentes, con los rayos de sol
que se iban agotando entre los campos vecinos como impartiendo un manto
imponente de protección que le Virgen una vez contiene como signo verdadero de
la fe.
Cada uno se fue en paz dando gracias a Dios.
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