Las
calles eran de tierra,
polvo
en verano
y barro
en invierno.
Las
casas de adobe,
frescas
en el estío
y cálidas
en las noches frías.
Las
gentes eran buenas,
honestas
en el trabajo
y
solidarias en el pan.
Los
campos eran amarillos,
mar de
trigales en la vastedad
de la
pampa argentina.
Daban
granos por doquiera,
semillas
que se trocaban en harina,
harina
que se hacía pan,
pan que
se hacía hostia,
hostia
que se transformaba
en el
cuerpo de Cristo.
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