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lunes, 7 de marzo de 2016

Un Strudel gigante de 15 metros


Javier Graff, Chef y empresario gastronómico, fue el encargado de elaborar el símbolo de la fiesta del Pueblo Santa Maria junto a un entusiasta grupo de colaboradores. La Strudelfest, el punto convocante del fin de semana en Santa María.

Después de la misa del domingo en la Iglesia Natividad de María Santísima, comenzó a prepararse el Strudel gigante, de 15 metros, lo que se constituyó en un verdadero record.
Muchas manos colaboraron, sobre todo quienes se destacan en la cocina, bajo la mirada de Javier Graff, donde armó una sola pieza entera de 15 metros colocada en una asadera especial que preparó Zinguería Varela, es decir, todo un molde donde se fraccionó cada 90 centímetros para su perfecta cocción en el horno.
Comenzó a estirarse la masa ante la atenta mirada del público, donde colaboraron todos los representantes de las instituciones, entre 15 y 20 personas, manzanas que se pelaron y se cortaron, azúcar, crema, todo enrollado de una con una tela, como lo hacían nuestras abuelas, y finalmente, de manera muy prolija y minuciosa azúcar espolvoreada y al horno de la panadería de un comercio cercano y después fraccionarlo para la gran degustación de la tarde.
A Javier Graff se lo veía muy entusiasmado y fue impresionante ver todos los preparativos, 20 kilos de harina, 200 manzanas, tres docenas de huevo, en fin, una verdadera exquisitez que se ha transformado en un record absoluto, dejando sentado un precedente que invitara a continuar con esta fiesta que no solo refleja la tradición desde la actividad gastronómica con un plato que propone variantes en cuanto a su elaboración, relleno, técnicas del amasado, la atención en el momento del horneada y mas allá de la programación oficial organizada por las instituciones de Pueblo Santa María, en los domicilios particulares también se asociaron con almuerzos, invitación a los amigos y familiares para visitar la localidad que presentaba como siempre sus mejores galas, orden, limpieza, jardines y frentes de los domicilios especialmente preparados para el recibimiento de tanta gente que visito la colonia sábado y especialmente el domingo.
La principal atracción del publico que comenzó a llegar por la mañana para compartir la celebración religiosa era apreciar las modalidades utilizadas para preparar semejante cantidad de Strudel, la pasión que se le puso a todo el dispositivo y fue como honrar a los antesapados, rescatar un postre típico que encierra secretos, técnicas y por sobre todas las cosas una experiencia inagotable donde al encontrarse con las señoras que se lucen en la cocina, surgen inevitablemente las experiencias y los mejores recuerdos de una especialidad que se degustaba y se llevaba a los hogares donde la fiesta se prolongaba.
Ya el día “pintaba” soleado, bendito para la realización de las actividades al aire libre y tras la misa ya había una numerosa presencia de gente, esperando la previa y acompañando hasta el horneada, porque a la tarde era la fracción y el convite para los visitantes.

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