Recuerdo
los amaneceres de mi niñez,
escarcha
rompiéndose bajo los pies,
camino
a la escuela,
por
las calles de la colonia.
Recuerdo
el sonido de la campana,
formar
fila haciendo distancia,
la
pizarra negra
y la
tiza blanca.
Recuerdo
las religiosas en el aula,
la
penitencia en el rincón,
arrodillado
sobre granos de sal,
llorando
pidiendo perdón.
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