“Las celebraciones de Kerb eran
grandiosas y se dividían en dos partes: la jornada en que se conmemoraba la consagración
de la iglesia al santo patrono de la localidad y el fin de semana siguiente en
que se realizaban las festividades sociales. Las colonias multiplicaban su
cantidad de habitantes porque llegaban familiares de todos los rincones del
país. Kerb y Pascua eran las dos únicas
dos fechas del año en que toda la familia se reunía alrededor de la mesa
paterna. Dábamos gracias a Dios mediante solemnes misas por todo lo que
recibíamos en la vida diaria y también nos divertíamos organizando grandes
eventos sociales. Era una celebración en la que reinaba la religiosidad más
devota y la alegría más espontánea, con música y bailes”.
Memorias de Hans
Rigelhof
Preludio
de Kerb
A medida que la
fecha de Kerb se acerca, las actividades dentro de las viviendas se multiplican
por doquiera. Porque las amas de casa, herederas de costumbres que sus abuelas
les legaron, llevan a cabo diferentes
tareas para acondicionarlas mejor y darles un matiz más acogedor y bello.
Entre estas diferentes
labores sobresalen algunas que en sí mismas representan una curiosidad. Como
el blanquear las paredes de las viviendas para embellecerlas e imprimirles un
matiz más entrañable y acogedor mediante la utilización de colores y texturas
que sugieren la obediencia a un canon preestablecido por la tradición:
antiguamente, la superficie de muros de las casas de adobe eran blanqueadas con
cal viva apagada o, mejor aún, con el residuo del carburo cálcico de los
equipos de soldadura autógena. En las paredes interiores se ponía de manifiesto
la gran creatividad de las abuelas alemanas del Volga, porque para hacer más
decorativo y alegre el ambiente se tomaban ovillitos de lana destejida y se
las mojaba en agua azul teñida con tintura para la ropa, y se las estampaba
sobre las paredes.
También se
limpiaban y acondicionaban las viviendas que poseían sus ladrillos exteriores
a la vista, que pertenecían a familias más acomodadas: los techos de chapa se
pintaban de color rojo y las puertas, ventanas y postigos de color verde, por
lo que la imagen que ofrecían las colonias desde lejos eran las de unas
pequeñas aldeas campesinas, de casitas muy blancas y techos rojos, agrupados
como un rebaño a la sombra de la torre de la iglesia en la ondulante sinfonía
de verdes, azules y amarillos de la campiña pampeana en primavera, que hacía
recordar a una vieja estampa europea.
Kerb
Las fiestas de Kerb
eran grandiosas y se dividían en dos partes: la jornada en que se conmemoraba
la consagración de la iglesia al santo patrono de la localidad y el fin de semana
siguiente en que se realizaban las festividades sociales. El día en que la
comunidad conmemoraba la consagración de la parroquia al santo patrono se
formalizaba una procesión con el santo por las calles de la colonia y
posteriormente una misa. Y en el fin de semana siguiente se efectuaba la
celebración social, con grandes bailes que organizaban los clubes; partidos de
fútbol; extraordinarios espectáculos que distintas comisiones traían
de diferentes lugares del país: como festivales de patín artístico con
estrellas de relieve, show de todo tipo, con artistas de renombre, y
mil y una cosas más; multitudinarias quermeses que preparaban las escuelas
parroquiales a cargo de las hermanas religiosas; todo era música; banderitas y
lamparitas de colores cruzaban el patio de la escuela ornamentándola. Las
calles bullían de gente. La familia se congregaba alrededor de la mesa para
compartir una suculenta comida, consistente en asado al horno con papas, Füllsen,
Strudel, entre otras delicias alemanas que cocinaban nuestras madres. La
sobremesa se prolongaba con bulliciosas conversaciones, porque la mayoría de
los integrantes de la familia solamente se reencontraban en esa fecha en
particular; luego había música, baile, canto; y a la hora de la merienda
llegaba el riquísimo Dinne Kuchen acompañado con mate o cerveza. Los lunes eran
considerados feriados: por la mañana se iba al cementerio en procesión a
rendirle homenaje a los colonos fallecidos, y por la tarde continuaban
desarrollándose la quermese y los demás acontecimientos. En resumen, la fiesta
de Kerb, en su faz social, se iniciaba el viernes y concluía el lunes a la
noche con un multitudinario baile familiar.
Gracias por el relato.
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