Las manos de nuestras madres acariciando
nuestros rostros, el cielo de sus ojos mirándonos desde el pasado, hablándonos
en su idioma, sonrientes, preparando Wickel Nudel para toda la familia; papá
trabajando en la huerta, cantando una canción que el abuelo trajo grabada en su
alma desde el Volga; mis hermanos
jugando en el patio, en ese patio inmenso, dónde allá lejos, en el fondo, está
el Nuschnik y una vaca lechera, un
caballo manso pastando… y una lágrima que resbala frente a tantos recuerdos
bellos que marcaron nuestra infancia. Todo esto y mucho más, en este libro: “Lo
que el tiempo se llevó de los alemanes del Volga”, que se puede adquirir por
correo, desde cualquier lugar del país. No se lo pierda!!! (Comunicarse:
juliomelchior@hotmail.com).
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