Rescata

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miércoles, 22 de abril de 2020

La abuela Rosa le enseña a su nieta a elaborar el tradicional budín de pan de los alemanes del Volga

-Abuela, me hacés Füllsen? -pregunta Marisa, de veintitrés años. A vos siempre te sale tan rico! Te acordás cuando era chiquita y me quedaba a dormir con vos y me cocinabas todo lo que te pedía? Me hacías Wickel Nudel, Kreppel y Füllsen. Cómo nos peleábamos con mis hermanos para quedarnos con el último Wickel Nudel! Te acordás, abuela? Vos feliz y el abuelo mirando serio, porque no le gustaba que hiciéramos lío en la mesa, cuando comíamos. A veces, nos decía: 'chicos, chicos, estamos en la mesa. Pórtense bien. Así los educa su madre?’. Y mis hermanos y yo, nos quedábamos quietitos, porque sabíamos que con el abuelo no se jugaba.
-Pero era muy bueno con ustedes -lo disculpó la abuela. Los quería mucho. Los llevaba a la huerta para que lo ayuden a regar y…
-Y le sacábamos canas verdes -rió la nieta.
-Es que ustedes también eran muy schlim -interrumpió la abuela para decir que eran muy traviesos en su idioma cotidiano, el dialecto heredado de sus ancestros. Le pisaban los canteros de repollo, arrancaban los tomates cuando todavía estaban verdes y tu hermano Alberto, agarraba la azada y empezaba a carpir todo lo que encontraba en su camino, sin discriminar entre lo que eran plantas de yuyos y verduras.
-Pobre abuelo -suspiró la nieta, mirando la fotografía que había sobre el aparador, seguramente rememorando el día de su muerte, ocurrida un atardecer de hace cinco años.
-Bueno… basta de recuerdos! -exclamó la abuela. Preparamos el Füllsen?
-Sí! Dale! Yo te ayudo. Voy a la despensa a buscar el pan seco y empiezo a cortarlo.
La abuela fue al gallinero a buscar huevos frescos con un balde. Al regresar puso varios sobre la mesa. También buscó los ingredientes: leche, azúcar, manteca, crema y pasas de uva.
-Abuela, quién te enseñó a hacer Füllsen?
-Mi mamá -respondió la abuela. Y ella aprendió de su madre. Es una receta muy antigua que nuestra familia trajo del Volga. Te voy a mostrar algo. Enseguida vuelvo.
La abuela fue a su pieza y volvió con un libro.
-Mirá -murmuró emocionada, mientras le extendía la obra. En este libro está la receta de la familia -reveló.
-”La gastronomía de los alemanes del Volga” -leyó la nieta. Y esto? -preguntó sorprendida.
-Es un libro con todas las recetas tradicionales de nuestra gente. Lo escribió Julio César Melchior.
-Qué lindo! -suspiró la nieta. Y está tu receta?
-Sí, querida. Julio me entrevistó. Vino acá a casa con una balanza -sonrió. Sí, Marisa, con una balanza. Y sabés por qué? Porque yo le contaba la receta como la aprendí, a ojo. Un puñado de pan, unas pasas de uva y así es difícil que la gente aprenda a hacer una receta. Por eso, tuve que preparar un Füllsen para que Julio pudiera pesar todo. Después lo invité a almorzar. Me salió riquísimo!
La nieta acercó el libro a su pecho emocionada. Entre sus páginas latía un pedacito de historia familiar. Después abrazó a la abuela.
-Bueno! Bueno! Seguimos con el Füllsen? Ya son más de las diez. No vamos almorzar solamente Füllsen? Hay que preparar algo más. Ya veremos! De hambre no nos vamos a morir.
La abuela comenzó a unir, uno a uno, todos los ingredientes, mientras su nieta miraba maravillada.
-Parece tan simple -pensó Marisa. Y sin embargo, no es tan fácil como parece. (Autor: Julio César Melchior).

1 comentario:

  1. Que hermoso, cuanta nostalgia, me crié con. mi abuela ruso alemana y todo era tan sencillo y tan rico, la sopa de fideos con leche, el tinicuj, el pan horno de barro, los relatos interminable de la guerra y como habían llegado a las colonia alemanas de villa Federal, el asentamiento en el Cimarrón, y la ambruna que los trajo a sta fe, cuantos recuerdos de vida, gracias por e relato.

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