La abuela está
presente en mi memoria de niño feliz. Su rostro surcado de arrugas son pliegues
de ternura; sus ojos celestes: cielo de afecto y estrellas de besos; sus manos
callosas: cuna de afecto en las que me arrullaba cantando “Tros-Tros-Trillie”.
Su regazo: consuelo de mis primeras lágrimas, amparo de mis primeros
desencantos. Su alma de infinito amor: lo comprendía todo y lo sabía todo.
La abuela está
presente en mi memoria de niño feliz. Su casa con cocina a leña, una mesa de
madera grande, un banco contra la pared, con aromas a Krepel, Dünne Kuche,
Sauerkraut: aromas que perduran en mi mente. Los Wicknudel, los Klees, el
Kalach, y mil delicias más que preparaba para los almuerzos y las cenas, para
esas comidas de domingo en las que mimaba a sus nietos mientras reía y cantaba:
“Wen ich komm,wen ich wider wider komm”, radiante de poseer una familia
grande y orgullosa de que todos sus descendientes la amaran.
La abuela está
presente en mi memoria de niño feliz. Es un ángel que me cuida; un hada madrina
que me concede todos los deseos; una estrella que me guía y protege en la vida.
Es, fue y será, la persona que me enseñó a ser quién soy y a saber a dónde voy.
Es quién me inculcó el valor de ser descendiente de alemán del Volga y sentirme
orgulloso de serlo.
Tros tros trillie, es la canción que nos cantaban nuestras
abuelas en la niñez y es quizás, la más popular de todo el repertorio musical
que nos legaron nuestros ancestros. La versión que publicamos, fue tomada del
libro “La infancia de los alemanes del Volga”, del escritor Julio César
Melchior, recientemente publicado, dónde se podrán encontrar varias versiones
más, rescatadas y reconstruidas para que no se pierdan en el olvido.
Tros, tros, Trillie
Tros, tros, Trillie,
der Bauer hat ein Fihllien,
des Fihllien kandt net
laufen (1 ),
des Fihllien muss mer tragen,
pum, pum,
leits in grobe.
Arre, arre, caballito
Arre, arre, caballito,
el campesino tiene un potrillito,
el potrillito no puede caminar,
el potrillito tiene que ser cargado,
pum, pum,
cae en la zanja.
(1) Las traducciones se mantienen fieles a la lengua que utilizan en su habla
cotidiana los descendientes de alemanes del Volga.